La nueva torre de servicios ambulatorios de la Fundación Santa Fe de Bogotá consolida en una sola edificación, junto al tradicional campus principal, la atención médica de pacientes que no requieren hospitalización. En ella se realizan consultas médicas, procedimientos menores, pruebas diagnósticas y de laboratorio, terapias especializadas y atención pediátrica, entre otros servicios.

El diseño arquitectónico del edificio lo lideró El Equipo Mazzanti, acompañado por AEI Spaces, a cargo del diseño interior de zonas comunes, en tanto que Catalina Iannini desarrolló el interiorismo de todas las áreas médicas. 

Debido a la complejidad técnica inherente a un proyecto de este tipo, el diseño arquitectónico se decantó por un enfoque sistemático, en el que ascensores, baños y demás elementos fijos están en el centro del edificio, mientras el resto de ambientes los distribuyen de manera perimetral, previendo la posibilidad de cambiar en el tiempo, pues los requerimientos de los espacios médicos se actualizan constantemente. 

“El concepto busca generar un recorrido en un entorno sanador, es decir, que el solo hecho de caminar sea una experiencia para quien se dirige a cualquier lugar del edificio, en la que siempre se le transmita una sensación de bienestar físico y emocional. Por eso quisimos que cada uno de los pisos, que albergan usos distintos, tuviera un lenguaje singular, a partir de colores, geometrías y mobiliarios diferenciados”, explica el arquitecto Juan Sebastián Pérez, miembro de El Equipo Mazzanti. 

La idea es que quien se desplaza por el edificio entienda fácilmente dónde se encuentra, con tan solo el primer golpe de vista. Lo mismo ocurre con las escaleras a lo largo del proyecto, que varían en sus diseños y geometrías para que la experiencia al recorrerlas sea cambiante.

El diseño interior de la nueva torre

Para Catalina Iannini, “la Fundación Santa Fe se identifica por su constante innovación en términos médicos y de oferta de bienestar tanto para el paciente y su familia como para los colaboradores de la institución”. A esto, Roberto Ojeda, de AEI Spaces, agrega que hicieron “una investigación exhaustiva sobre los espacios de bienestar y sobre la salud integral, entendiendo en profundidad cómo impacta en la salud la percepción del sitio, incluso antes de entrar a la consulta”. 

Estas premisas establecieron los parámetros de diseño interior, por lo que se apostó en primera medida a los tonos pastel, que, según la teoría del color, generan sensaciones de calidez, tranquilidad y sosiego en los habitantes. Por este motivo, el color se convirtió en herramienta fundamental para dotar de singularidad a cada uno de los pisos y especialidades, creando espacios con carácter, fáciles de entender y navegar. 

Dicha estrategia la reforzaron con el diseño y distribución del mobiliario. Los juegos de geometrías, colores y texturas en las carpinterías, algunas de estas fabricadas y proveídas por Slug Design, refuerzan la identidad y calidez en los espacios, mientras que la distribución del mobiliario y su agrupación estratégica permitieron componer lugares de interacción, activos, cómodos y de uso flexible y diverso.

Así mismo, en la cubierta ubicaron zonas de bienestar para el personal de la Fundación Santa Fe, a manera de mirador, con visuales privilegiadas sobre los cerros orientales de Bogotá.

Por su parte, el exterior del edificio responde a sus propias variables. Es una doble piel, compuesta por una primera capa de vidrio de suelo a techo para garantizar la entrada generosa de luz natural a los espacios que lo requieran, junto a una capa exterior construida a partir de una serie de elementos escultóricos fabricados en GRC (Glass Reinforced Concrete/concreto reforzado con fibra de vidrio).

En esta última, la sucesión de cilindros, agrupados en regletas de 3 a 3,90 metros, da profundidad y plasticidad a la fachada, lo que permite un juego rico de luces y sombras que facilita el control de la privacidad y el calor que accede al interior para proporcionar confort térmico a los espacios. 

“Se escogió el GRC porque es un material muy versátil, con alta resistencia mecánica, durable y de bajo mantenimiento”, comentan desde Cimbrados, compañía antioqueña que desarrolló, fabricó e instaló el sistema de fachada en la obra, diseñado especialmente para poder fabricarse en paralelo con la construcción del edificio, con el fin de evitar que fuera parte de la ruta crítica —interrumpir la obra general—; gracias a esto, se generaron importantes eficiencias en los tiempos de construcción.

El color de los elementos, logrado con pinturas a base de silicato que dan homogeneidad y estabilidad al tono del concreto, se asemeja al del ladrillo y la cerámica, materiales empleados tradicionalmente en el campus de la Fundación Santa Fe y que dan una cara altamente reconocible a la institución. 

La porosidad y la permeabilidad de la fachada le otorgan una imagen contundente al proyecto, relacionándose de formas diversas con su entorno cercano. De la misma manera lo hace el edificio en el ámbito urbano, separándose de sus vecinos para permitir el paso del público a través de la manzana, ofreciendo una plaza de recibo y una dinámica porosa y activa en sus costados, dando frente y potenciando la vida en la ciudad.

Cinco puntos para destacar

1. El diseño tiene un enfoque sistemático, con un núcleo central para elementos fijos, que permite que los espacios perimetrales puedan adaptarse a futuros cambios. 

2. El edificio ofrece una experiencia sanadora y agradable, con cada piso y área médica caracterizada por un lenguaje visual único. 

3. En el diseño interior se utilizan colores pastel y una distribución estratégica del mobiliario para crear ambientes acogedores y funcionales. 

4. La fachada del edificio está planteada para integrarse a la estética característica de la fundación, controlando la luz, la privacidad y el confort térmico en el interior. 

5. El edificio se relaciona con su entorno urbano a partir de una fachada dinámica y un espacio público activo y poroso.