Este es el Claustro de Nuestra Señora de Las Aguas en Bogotá
Texto y Fotografías: Mónica Barreneche Olivares. / julio 11 - 2018

Tras un largo trabajo de minuciosa renovación, el cual tomó alrededor de 36 meses, el arquitecto Jorge Enrique Martínez y el equipo de restauración de Fonade (Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo) entregaron el Claustro de Nuestra Señora de Las Aguas, en Bogotá. Su programa abarca un poco menos de una manzana en el eje ambiental de la capital y alberga un claustro de estilo colonial y una casa de arquitectura republicana.
Esta restauración arquitectónica se caracteriza por su precisión y paciencia, ya que no solamente forma parte de la memoria histórica de la cuidad, sino que, además, exigió trabajar con los materiales utilizados en 1644, año en que fueron construidos la iglesia y el convento.
A medio camino del proceso de restauración, los arquitectos Guillermo Arias y Ernesto Puente, de Octubre Arquitectos, entraron al proyecto puesto que las instalaciones no daban abasto con las necesidades de Artesanías de Colombia.
Una ampliación era necesaria. La entidad tenía claro que la adición debía ser un diseño original que no replicara la arquitectura circundante, todo lo contrario, su objetivo sería complementarla con una propuesta contemporánea.
Paralelo al trabajo de restauración de la sede principal, el proyecto de Octubre comenzó a tomar forma a través de dos volúmenes blancos. El primero conecta el claustro con la casa republicana por medio de una escalera.
El segundo alberga el estudio de diseño del equipo de Artesanías de Colombia y la bodega. Este último cuerpo se convirtió en parte de la fachada y deja ver la intención narrativa de los arquitectos: “Quisimos darle una imagen diferente, que denotara un trabajo manual y artesanal”, explica Arias.
Y fue precisamente ese concepto, el de trabajo manual y artesanal, lo que los llevó a elegir los acabados. Mientras que en la obra principal de restauración trabajaron con cal, arena y boñiga, Octubre optó por la pureza del ladrillo delgado y horizontal pintado de blanco, y la textura discreta y práctica del hierro oxidado de las celosías que remplazan las ventanas.
Según Arias, este diseño evoca la filosofía de su firma, la cual busca estar a la vanguardia del desarrollo tecnológico que vive el país, sin olvidar la mano artesanal que lo caracteriza.