¿Busca abrir su casa y llenarla de luz natural? Conozca esta vivienda bogotana
Fotografía: Andrés Valbuena Producción: Diana Tovar. Texto: Ramón Nivia / marzo 28 - 2017
Un gran muro de mármol Sinú Veta y concreto a la vista con portón negro, que provee el acceso vehicular y peatonal, mimetiza la magnitud de esta construcción de mil metros cuadrados, ubicada al noroccidente de Bogotá. Vista desde la calle es difícil imaginar qué hay un par de niveles más arriba. Tan pronto el visitante abre la puerta encuentra un corredor de casi cuatro metros de altura y una imponente escalera que guía hacia la luz natural, en la zona social.
En esta propuesta de la firma Lourido Quijano Arquitectura el primer nivel está pensado para los ambientes que requieren menos luz natural, puesto que los arquitectos tuvieron que plantear su diseño a partir de un terreno con una fuerte inclinación.
“Por eso tienes a la izquierda una sala de cine; al fondo, el ascensor, la cava y el patio de ropas, también la escalera que comunica con el segundo piso, y a la derecha, la zona de parqueadero, que abarca casi la mitad del terreno”.
La escultural escalera con huellas de concreto recubiertas con madera –soportadas por pantallas hechas del primer material– lleva al siguiente nivel. “Para que los pasos –que están anclados a la pared– no vibren tanto por su ancho, instalamos unas varillas que salen de la placa superior”.
Tan pronto se sube la escalera, una amplia chimenea de gas con dos flautas deja entrever, a la derecha, la zona social, uno de los espacios más importantes de la casa. Aquí la doble altura y los amplios ventanales hacia el jardín y la ciudad crean un ambiente lleno de luz. Una generosa biblioteca acoge la sala, compuesta por mobiliario comprado en Italia por los propietarios. Como remate de esta área hay un gran cilindro que atraviesa todos los pisos; aquí sirve de bar, en el tercer nivel –el de las habitaciones– de clóset de linos, y en el último –la terraza– para almacenar leña, pues “a los dueños les encanta hacer pizza”. Aunque los arquitectos afirman que sus trabajos están basados en líneas rectas, les gusta incluir este tipo de elementos para quebrar la geometría.
Complementan el segundo nivel el comedor –un ambiente sin doble altura, pero con un cielorraso que parece flotar gracias a una dilatación iluminada–, un estudio de televisión y la cocina, “el espacio que más nos gusta de la casa”.
Y no es de extrañar el porqué se trata de uno de los favoritos de los arquitectos, los mesones de mármol calacatta, las puertas correderas de vidrio que lo integran con la terraza, las columnas de concreto y la mesa cuadrada de teca, donde los propietarios pasan gran parte de su tiempo, lo convierten en el lugar ideal para compartir en familia.
Al llegar al nivel privado se percibe un sutil cambio en la carpintería. “En la zona social es color nogal, aquí es blanca de poro abierto para no tapar las vetas. Escogimos ese tono por ser fresco y pulcro”. En este piso los padres tienen, por separado, oficinas con vista hacia la ciudad. Asimismo, sobresale el aprovechamiento de la doble altura de los respectivos cuartos de sus tres hijas –todos con salida a la terraza–, pues para cada uno crearon un mezanine donde ubicaron un estudio. “Para subir utilizan una biblioteca que sirve de escalera. Además, el piso es de lámina microperforada, lo que permite una visual interesante. Para el pasamanos hicimos un hueco en el muro, que además tiene iluminación led”.
Concluye esta casa la amplia terraza, donde los propietarios tienen una piscina con agua a propulsión y un área con un horno de leña para preparar sus pizzas. Aquí un cerramiento de vidrio controla las corrientes de viento y las plantas permiten tener privacidad y, a la vez, disfrutar de la vista sobre Bogotá.
Desde los planos, esta vivienda fue pensada para ser disfrutada por cinco personas de manera colectiva, por ello cada espacio promueve los encuentros, el estar todos reunidos de manera plácida, como una familia unida.
Me encanto el diseño muy acogedor. Me gustaría contactarlo