En esta casa en México se disfruta del silencio de vivir entre árboles
vía Anonimous / marzo 7 - 2024
Diseñada en la década de los sesenta con una vocación campestre por la firma Legorreta Arquitectos, Jurica se posiciona en México como una interesante zona suburbana de la ciudad de Querétaro.
Con los años, este desarrollo se ha convertido en un pulmón verde por sus árboles de gran altura, y en la actualidad es un sector de enorme interés para parejas jóvenes que buscan estar en contacto con la naturaleza y tener construcciones que se viven desde el interior, algo muy distinto de las nuevas tipologías residenciales de los suburbios de México.
“Ella es empresaria y él, publicista. Comparten el gusto por la cocina y el amor por la naturaleza, la música, el diseño, la lectura y el silencio. Dos niñas adolescentes completan la familia”, explican desde Anonimous, firma mexicana encargada de la arquitectura de esta casa.
Para adaptarse a los gustos y necesidades de sus clientes, los arquitectos propusieron un esquema en C que se cierra a la calle y se abre a los espacios privados para promover una convivencia directa con el jardín central —con orientación hacia el sur—. Esta estrategia permitió aislar el proyecto del ruido exterior.
La arquitectura de la casa
La naturaleza es uno de los pilares de Jurica. Por este motivo, en el terreno —con 15 metros de fachada hacia la calle y 33 metros de profundidad— los arquitectos responsables del diseño respetaron la presencia de tres fresnos en el frente y tres jacarandas vecinas, cada una con más de 12 metros de altura.
El acceso a esta vivienda es un homenaje a los fresnos. Al cruzar la puerta de la calle, un primer patio encierra el fresno más grande, mientras el recorrido es ambientado por diversas plantas y otro de estos grandes árboles. La sombra de estos se refleja en las fachadas durante la mañana.
A lo largo de la casa, “los pisos generan un lenguaje que ayuda a hacer una distinción en las áreas, aportando sensaciones únicas y apoyando la intención de iluminación en cada una”.
La distribución espacial de la obra
El estacionamiento y el acceso están ubicados en el frente del primer piso y se diferencian del resto de la casa por su adoquín, que emula el que viene desde la calle, el cual termina por meterse al jardín principal a través de un pórtico o umbral que, además de cortar el volumen, ofrece una transición más sutil y progresiva del exterior al interior.
Este volumen contiene los servicios y un espacio cerrado a modo de patio, que vincula el baño de visitas con uno de los cedros. “Las circulaciones horizontales y verticales, directamente conectadas al acceso de la calle, unen ambas partes de la casa y completan así la C, dotando de tiempo y pausa al usuario para desconectarlo de la vida exterior y llegar al hogar”.
En la parte trasera del predio, la zona social se abre al oriente y al jardín central, para así extender los espacios interiores a través de una terraza que se corre para esconder una pequeña piscina. Estos ambientes están diseñados para aprovechar el clima de la región e incentivar los momentos al aire libre.
En la zona frontal del segundo nivel, los arquitectos ubicaron la sala de televisión, el cuarto de visitas y un estudio de música. La habitación de las niñas y la alcoba principal —en la parte trasera del lote— se abren al oriente, donde reciben la luz de mañana y enmarcan tres cedros.
En el corredor que conduce a las habitaciones —encima de las escaleras—, dos lucernarios reciben una luz matizada, producto de su altura y profundidad; además, conectan las vistas al cielo y permiten ver las ramas de los cedros y las jacarandas, que se asoman tímidamente.
El exterior
La casa es negra en el exterior, como buscando desaparecer entre los fresnos de la fachada. Esto ofrece un escenario neutro, con algunos pigmentos “que cambian con los reflejos del sol, con el agua de la lluvia o con la sombra de los árboles”. Su parte inferior tiene madera de encino carbonizada —tanto en el acceso como en el patio del baño de visitas—, con el fin de generar texturas y escalas en el recorrido.
Como contrapunto, los suelos de mármol santo Tomás en las áreas sociales y el parquet en espina de pescado en las habitaciones acompañan los tonos claros de muros y cielos, aportando mayor luminosidad.
“Esta casa refleja las necesidades del cliente de estar aislado por completo de la calle y, a la vez, estrechamente vinculado con la naturaleza inmediata. El exterior sirve como un lienzo negro, dibujando las siluetas de los árboles en sus caras. En el interior, es un proyecto completamente sensorial, que te guía por medio de la iluminación y las distintas tonalidades en los acabados”, concluyen sus arquitectos.
Cinco puntos para destacar
1. El verde presente en los árboles y el vacío del jardín central se magnifican con vegetación interior, tanto en las terrazas como en el patio del baño de visitas.
2. Solo las áreas iluminadas por los dos lucernarios son de color negro, para acentuar el dramatismo de la relación entre el espacio y la luz.
3. El esquema en C se cierra a la calle y se abre a los espacios privados para vincularlos con el jardín central.
4. Los pisos son utilizados para generar una distinción entre las diversas áreas de la casa.
5. La habitación de las hijas y la de los propietarios están en la parte trasera del lote, para darles más privacidad.
Preciosa casa!!. Es un diseño arquitectónico increible
Por que no publican los planos ?