Arquitectura vernácula: un salón de té en Taiwán con un diseño que parece vivo
Rodrigo Toledo / mayo 23 - 2024
Una obra arquitectónica nunca es un objeto abstracto aislado de su contexto. Toda construcción tiene un lugar —geográfico, económico, cultural y climático— en el que se instala y del que sus arquitectos toman información para diseñar. Una buena edificación siempre establece un vínculo significativo e íntimo con su entorno.
Si a mediados del siglo XX los abanderados de la modernidad defendieron una arquitectura que podía construirse de la misma manera en cualquier latitud, hoy, que sabemos que existe una crisis climática global, promovemos la reinterpretación de las formas de construcción locales, atentas al clima de cada región y cargadas de identidad. La diversidad de la arquitectura —y no su homogeneización— es un valor que fomenta estilos de vida arraigados en cada lugar y adaptados a su condición ambiental específica.
Así se planteó la arquitectura del proyecto
Watermoon Tea House es un salón de té ubicado en la ciudad de Changhua, en Taiwán. El estudio Behet Bondzio Lin Architekten, liderado por los arquitectos alemanes Martin Behet y Roland Bondzio, junto con el taiwanés Yu-Han Michael Lin, fue el encargado de diseñar este proyecto, con el requerimiento de tener un espacio con confort térmico sin necesidad de usar aire acondicionado u otros sistemas mecánicos de climatización.
En ese sentido, la parcela destinada para el edificio implicó un reto para los diseñadores, pues al estar en la cima de una colina, el salón de té quedaría completamente expuesto a la radiación solar y a los vientos fuertes.
Para resolver esto, los arquitectos recurrieron a la forma vernácula de la construcción de techos en la región. Las características del tejado de gablete oriental se utilizaron aquí para construir una cubierta de concreto fundido con dos placas curvas en secuencia, orientadas en sentido norte-sur, que permiten el ingreso controlado del viento y de la luz del sol al espacio interior, dependiendo de la época del año.
Las técnicas usadas para la construcción
La geometría del volumen surge de un análisis del clima, así como de un aprendizaje consciente de la tradición constructiva del lugar. Adicionalmente, se definieron las fachadas como una serie de puertas pivotantes que, al abrirse y cerrarse, condicionan el microclima interior del pabellón.
En el aspecto urbano, el edificio aparece como una pieza suelta que flota sobre un estanque de agua ovalado. Esto le imprime un carácter de solemnidad al inmueble, que parece un pequeño templo y contribuye además a refrescar el ambiente durante los meses de verano.
En esta obra se retoman las técnicas locales para resolver un asunto particular del entorno, no se buscan soluciones nuevas a un problema antiguo; al contrario, se propone una arquitectura que mezcla estas maneras tradicionales de crear con la forma en la que hoy se construye para producir una pieza actual en la que resuena el pasado. El sol y el viento se traducen aquí en una ondulación de concreto y quedan filtrados en el interior de una caja permeable.
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