La historia de una capilla de madera que se alza sobre los campos infinitos de Moravia
Linka News / octubre 14 - 2025

Durante más de cien años, los habitantes de Nesvačilka (República Checa) anhelaron una capilla, un lugar de reflexión espiritual, un espacio donde reunirse como comunidad de fe. El padre René Strouhal, junto con los feligreses, compartía no solo este deseo, sino también una visión: crear un edificio que no solo moldeara el paisaje circundante, sino que también influyera en la cultura, la sociedad y el patrimonio de este lugar. Poco podía imaginar en aquel momento que esta decisión nos embarcaría en un viaje de doce años.

El paisaje suavemente ondulado del sur de Moravia es vasto, con interminables campos que se extienden hasta donde alcanza la vista. Nesvačilka ha cambiado poco desde sus inicios barrocos; su trazado original conserva una elevación sobre el pueblo, donde el asentamiento asciende naturalmente y es visible desde lejos.

Este sitio parecía destinado a cumplir los ideales barrocos de cultivar la tierra: una tierra donde no se ven bosques ni rocas, solo tierra y campos. El uso de materiales naturales, escasos en esta región, como la piedra y la madera, tiene un significado simbólico: llevar la fe a un paisaje árido. El proyecto a cargo de RCNKSK, Se eligió el concepto de una estructura central, que se alzaría en la cima de la colina como un faro, un punto de orientación tanto en el espacio como en el espíritu.

La arquitectura de la capilla
Los lugareños eligieron a Nuestra Señora de los Dolores como patrona de la capilla, simbolizando el sufrimiento que padeció. Su historia y emociones se reflejan en el espacio. Sobre el polvo y la tierra de este lugar, que forman el suelo, se construyó un templo. La sección inferior, hecha de piedras de gneis, representa a los seres humanos: testarudos, desobedientes y difíciles de moldear.

De estas piedras, siete vigas se elevan hacia el cielo, simbolizando los Siete Dolores de María, conectándonos con Dios. Del cielo cae un velo de las lágrimas de María, que llora. La delicada estructura de madera, entretejida con pequeñas ventanas, permite que la luz del sol penetre en el corazón de la capilla en todo momento.

Además, el edificio está rodeado por un anillo de Estaciones del Vía Crucis, complementadas con manzanos, que forman una avenida que conduce a la capilla, y un huerto detrás de ella que conecta con los campos circundantes.

La estructura fusiona tradición y modernidad. La obra se inspira en técnicas de construcción medievales, en diálogo con tecnologías modernas. El suelo es de tierra compactada y apisonada, mientras que los muros son de piedra de cantera. La estructura laminar portante, compuesta por mil elementos de madera, unidos tradicionalmente con clavijas y cuñas, se fabricó mediante fresado CNC.

Las vigas de quince metros de largo están talladas a mano y recorren libremente el espacio, coronadas por una aguja de acero en el tejado. Al entrar, nos reciben unas puertas de cinco metros de altura que se abren a un espacio dinámico. La perspectiva de las vigas y la estructura circundante nos transporta hacia lo alto.

La capilla trasciende el tiempo. Lo que experimentamos es su expresión, el juego de luz, la acústica y los aromas. Los materiales son naturales, táctiles y están impregnados de artesanía, con el objetivo de transportarnos más allá de lo cotidiano. Un factor clave en la elección de los materiales fue su capacidad de envejecer con belleza, mejorando en lugar de disminuir su calidad con el tiempo.

Toda la construcción se financió con donaciones, lo que prolongó la duración de las obras. Sin embargo, este período me permitió reevaluar críticamente el diseño y considerar cuidadosamente los aspectos técnicos y simbólicos, garantizando una ejecución meticulosa.

La estrecha colaboración con los constructores y la atención al detalle llevaron a elaborar la documentación de construcción y producción, perfeccionando los procesos según las limitaciones financieras y técnicas.