Esta casa en la punta de la montaña se integra de tres formas a al paisaje en Antioquia
Camilo Garavito / agosto 9 - 2024

“Son una pareja joven, norteamericanos, que vivieron y trabajaron mucho tiempo en Londres, hasta que decidieron retirarse y viajar por todo el mundo en una miniván, con su perro. Después de dar muchas vueltas dijeron ‘Nos gusta Colombia’, y se quedaron aquí”.

Así resume la historia reciente de los propietarios la arquitecta antioqueña Clara Arango, que estuvo a cargo del diseño de esta pequeña casa en Antioquia, en conjunto con el también arquitecto y antioqueño Orlando García.

Después de encontrar un terreno con vistas maravillosas sobre la represa de Guatapé y la piedra del Peñol, la siguiente tarea de los dueños consistió en buscar estudios de arquitectura —liderados por mujeres— para hacer un pequeño concurso y escoger, entre las propuestas presentadas, la que se adaptara de mejor manera a su visión para habitarlo.

Los parámetros de diseño fueron muy claros desde el comienzo. Los propietarios querían una vivienda de dos habitaciones —en torno a 120 metros cuadrados—, ubicada en el punto más alto de la montaña, con una terraza en la cubierta, y cuya construcción minimizara la necesidad de movimientos de tierra.

“Recuerdo cuando nos llevaron a ver el lote. Subimos hasta la cima y se sentaron… ¡en esa pequeña puntica! Luego dijeron: ‘Aquí queremos la casa’. Parte fundamental del proyecto fue justamente esa idea: no desfigurar la memoria de la punta de la montaña”, explica la arquitecta.

En el desarrollo del proyecto, planteado por Arango y García, se racionalizó la forma de la naturaleza existente, generando un monolito triangular, un basamento y un techo de concreto; un mirador que domina el horizonte, un refugio integrado a la montaña.

“La geometría radical de la casa nace de la misma topografía, de esa punta de la montaña. Los costados son paralelos a las curvas de nivel, y los ángulos topográficos son los que al final direccionan la vista desde cada espacio hacia el entorno”. Por eso su planta es compacta y triangular, moldeada estrictamente por el terreno, creando tres ejes que organizan los movimientos espaciales y las maneras de habitar.
El diseño de la casa
El disfrute del espacio se plantea a través de tres vivencias distintas, de tres tipos de interacciones con el paisaje. En el nivel superior, la punta de la montaña, se establece una relación abierta y libre, desde la experiencia de una cubierta habitable, cuyos límites se funden con el infinito.

En el nivel intermedio, una zona transparente se proyecta de manera direccionada hacia las vistas lejanas, enmarcando la vista a partir de su disposición geométrica. En el nivel inferior, un pedestal sólido se incorpora íntimamente a la topografía, conectando con los jardines y el entorno natural en una forma más cercana.

De estas tres maneras se plantea el funcionamiento de la vivienda. La cubierta, el área de carácter más público, es una terraza circular a la que se accede por medio de un puente, anclado a la montaña mientras se posa suavemente sobre lo construido, articulando la vivienda con el entorno.

La zona social, por su parte, es un monoespacio estructurado a partir de tres pilares, cada uno con geometrías distintas, que soportan el peso del techo. Una chimenea triangular, una columna rectangular que alberga el refrigerador y la despensa, y una escalera semicircular conforman un espacio abierto y luminoso, que permite observar el esplendor del paisaje lejano.

Finalmente, el nivel inferior contiene y resguarda las habitaciones, áreas privadas comprimidas dentro de una intrincada masa sólida con aperturas controladas al bosque y los jardines. Los baños, embebidos en el interior, se abren hacia el paisaje a partir de ventanales de suelo a techo.

“A ellos les encanta esa cualidad del trópico: el hecho de que la temperatura sea tan amable que hace que sea posible bañarse en contacto con el exterior”. Por esta razón, aparece también una bañera circular en la zona social, “para que, cuando la actividad de la casa lo permita, uno se pueda bañar afuera”.

El concreto aparece de maneras diversas en todos los espacios, pisos, muros y techos, incluso en el mobiliario de la zona social, que se incorpora a la arquitectura para adoptar el carácter monolítico de la montaña.

Un lucernario circular se abre sobre la escalera, bañando las texturas alistonadas del concreto para resaltar su presencia, mientras que el metal de las ventanas y barandas adopta la misma tonalidad del concreto, creando una materialidad monocromática deliberadamente austera. Se conforma así este monolito de tres lados en la punta de la montaña, un refugio de geometrías contundentes, una casa que se integra de tres formas a un paisaje único y singular.
Cinco puntos para destacar de esta obra
1. La geometría de la casa responde directamente a la topografía del lote.
2. La arquitectura genera tres tipos de vivencias de los espacios, a partir de diferentes maneras de relacionarse con el paisaje.
3. El uso del concreto en pisos, muros, techos y mobiliario, junto con el metal en ventanas y barandas, crea una estética monocromática y austera que resalta la integración con la montaña.
4. La vivienda se organiza en tres niveles funcionales: una terraza pública accesible por un puente, un área social con tres pilares distintivos y un nivel inferior con habitaciones privadas.
5. Los baños se abren al paisaje para posibilitar su uso en contacto con el exterior.