Arquitectura escolar: colegios en Bogotá que brillan por sus diseños
Revista AXXIS / julio 12 - 2023

Hoy en día estudiar es más que tener conexión a internet. Si este encuentro con la tecnología — en un acto casi forzado que tuvimos que vivir con la pandemia reciente — nos trajo una perspectiva positiva facilitando diferentes aspectos, también conlleva a renunciar a los encuentros presenciales en los espacios.
Esto llevó a pensar una arquitectura educativa mucho más flexible, una construcción cuidadosa donde se resguarde esas actividades cotidianas que ocurren en una institución: aprender, ejercitarse, jugar, hacer amigos y socializar. Todo de una forma más acogedora.
Estos son algunos colegios en Bogotá que son ejemplos de esa arquitectura escolar que revela una nueva forma de convivir en los espacios educativos.
1. Colegio Laura Herrera de Varela
Cuando la Alcaldía de Bogotá, a través de la Secretaría de Educación Distrital encargó a la firma bogotana aRE-Arquitectura en Estudio y a la peruana Nómena Arquitectura el diseño de la Institución Educativa Laura Herrera de Varela, ubicada en Bosa, los arquitectos plantearon un colegio que recogiera los valores espaciales del claustro, pero los reinterpretara con el propósito de desdibujar la sensación de encierro y ofrecer múltiples áreas vinculadas con el exterior.

El lote designado para la construcción, un rectángulo con 22 metros de frente y una profundidad de 180, atraviesa de lado a lado una manzana consolidada por inmuebles residenciales. Esto condicionó el proyecto de tal forma que su programa se agrupa en cuatro edificios separados por patios. La configuración del claustro se multiplica aquí para generar una arquitectura que propone una secuencia de estancias interiores articuladas por vacíos.

Los tres patios que resultan de esta operación fueron diseñados como áreas de apoyo y recreación. Así, uno de ellos tiene una cancha deportiva, mientras que los otros dos –contiguos a los salones de preescolar y primaria– fueron definidos como espacios para el juego y el encuentro.
Texto: Rodrigo Toledo. Lea el artículo completo dando clic aquí.
2. Coliseo cubierto del colegio Gimnasio Moderno
Cuando a la firma bogotana Pacheco Estudio de Arquitectura, dirigida por Felipe González-Pacheco, se le encargó el diseño del nuevo coliseo cubierto del Gimnasio Moderno, en Bogotá, orientó sus esfuerzos a reinterpretar el modelo tradicional de este tipo de edificios deportivos.

El edificio no se concibió como una pieza cerrada y enfocada únicamente sobre una cancha en su centro. Por el contrario, al localizarse en uno de los bordes del predio, lo diseñaron como una sucesión vertical de placas de concreto que definen un perímetro habitable gestionado como una serie de balcones, escaleras y recorridos orientados hacia el campus y la ciudad.

Ubicaron la placa polideportiva del coliseo un nivel por debajo del terreno, lo que redujo la altura del edificio y aportó iluminación natural y visibilidad del paisaje desde ella. Por su parte, las graderías interiores son de uso público para promover el libre aprovechamiento del lugar.

En el segundo piso está un gimnasio acompañado de un café, una ludoteca y espacios como oficinas y salas para profesores. Al volcarse hacia afuera y no hacia adentro, el proyecto contradice su propia tipología edificatoria y promueve el encuentro de la comunidad académica en sus bordes. Su arquitectura abierta busca también la apertura de los límites del campus hacia el entorno inmediato.
Texto: Rodrigo Toledo. Lea el artículo completo dando clic aquí.
3. Colegio Anglo Colombiano
Realizado por Taller de Arquitectura de Bogotá –TAB–, el Eureka Centre del Anglo Colombiano es una “edificación concéntrica, configurada por dos casquetes enfrentados, que genera elementos independientes y se leen como un conjunto, aun cuando los extremos de los mismos no coinciden formalmente. La composición parte de la premisa de crear umbrales de acceso en dichos extremos y de forma simultánea permitir que el ‘verde’ y en consecuencia las actividades públicas permeen la estructura”, explican desde la firma.

En su patio central, con carácter forestal y configuración oval en forma de hoja, predomina un material: los listones de Ekowood, de la compañía Arkos. Están hechos de madera plástica ecológica, que brinda una apariencia muy real, una alta resistencia a las diversas condiciones climáticas y, además, requieren bajo mantenimiento.

Entre sus ventajas también está que no se astillan o tuercen y pueden ser usados en barandas, cerramientos, fachadas y estructuras livianas. Incluso, en este centro son utilizados para componer cielos flotantes que tamizan de manera sutil la entrada de luz natural.
Texto: Rodrigo Toledo. Lea el artículo completo dando clic aquí.
4. Colegio Helvetia
Este arquetipo es reproducido en todas las latitudes y climas. La ampliación del Colegio Helvetia en Bogotá, diseñada por El Equipo Mazzanti, reúne las cualidades espaciales del claustro, pero de manera simultánea genera un lugar abierto al paisaje. Mira hacia adentro y afuera al mismo tiempo.

La primera apuesta del arquitecto Giancarlo Mazzanti consistió en nivelar el proyecto un piso por debajo de las edificaciones que se conservaron. Esto permitió minimizar el impacto de la obra sobre el bloque patrimonial y abrió la oportunidad de ganar altura sin romper la escala urbana del sector.

Por otra parte, las dos nuevas naves, una de primaria y otra de secundaria, fueron dispuestas para que entre ellas apareciera un patio. La geometría de estas fue adaptada al borde del lote y a las construcciones existentes mediante giros que fragmentan sutilmente el jardín central.
Texto: Rodrigo Toledo. Lea el artículo completo dando clic aquí.
5. El auditorio del Colegio los Nogales
Auditeria, construido en el 2012 en el Colegio los Nogales de la capital y diseñado Taller de Arquitectura de Bogotá de Daniel Bonilla arquitectos, es el lugar soñado para todos aquellos que buscan la optimización de espacios.

Bajo la idea de hacer una estructura expresiva y sísmicamente eficiente, el pabellón se desarrolla con una única columna tipo “V” que se rota e invierte progresivamente, generando una sumatoria aparentemente aleatoria. El conjunto “paramétrico” de columnas se envuelve entre dos planos análogos y se dilata del terreno, simulando que flota sobre el césped.

El sencillo programa que alberga el “Auditeria” se divide en dos áreas autónomas e independientes, la cocina y el gran salón, permitiendo que se use como auditorio cuando no se necesite como cafetería, generando un espacio de gran formato multiuso para el colegio.
Texto: cortesía Taller de Arquitectura de Bogotá. Lea el artículo completo dando clic aquí.
Me gusta mucho el artículo y lo que dice, sin embargo como ex alumna del Colegio Los Nogales encuentro un error. Las imágenes que muestran no son del auditorio del colegio, esa es la cafetería.
Me encanta conocer detalles de estas obras en el ambiente educativo conlleva muchos conceptos multifuncionales para hacer mas interesante la asistencia a estos hermosos centros educativos,felicitaciones! por artículos tan interesantes Revista Axxis.
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De mejor valor poder visibilizar el plano de la obra original y contrastarlo con las fotografías del proyecto. Gracias por leer.