Un pabellón para la educación que prioriza la apertura y el vínculo con el exterior
Rodrigo Toledo / mayo 2 - 2025

En 1850, el educador y abolicionista norteamericano Frederick William Gunn fundó el Frederick Gunn School en la localidad estadounidense de Washington (Connecticut). Hasta el día de hoy, este colegio promueve una educación en contacto con la naturaleza, basada en ideales democráticos. A lo largo de los años, este centro escolar se ha consolidado como un campus compuesto por varios edificios sueltos en medio de una colina boscosa, y se comporta en forma similar a una universidad.

El Lizzie and Jonathan Tisch Center es la última adición al campus. Se trata de un nuevo edificio, diseñado por la firma norteamericana Sasaki, destinado a espacios de uso específico (laboratorios de física, biología y química), así como flexible (aulas compartidas, un centro de emprendimiento y áreas de encuentro y socialización para la comunidad académica).

Para la construcción del proyecto demolieron una edificación de concreto, que al ser cerrada contradecía el principio de integración con el entorno. La nueva obra ocupa su lugar con tres volúmenes conectados, los cuales recogen los atributos formales y espaciales de los graneros, comunes en la región, para comportarse como tres naves que albergan sectorizadamente el programa.

Esta estrategia volumétrica hace que no se sienta como una sola masa, grande y pesada; por el contrario, la fragmentación del volumen contribuye a que este se perciba más ligero en el conjunto, mientras sus cubiertas a dos aguas dialogan con las arquitecturas del campus.

La paleta cromática y material se limita a vidrio, acero y madera, esta última dispuesta como revestimiento y como celosía, además de estar presente en el interior como la estructura de soporte de las cubiertas. El resultado es un edificio que parece una versión contemporánea de las otras construcciones, pero que se inunda de luz natural y refleja el paisaje, gracias a sus fachadas acristaladas.

Detalles del diseño del edificio
Por otro lado, la implementación de paneles solares contribuye a satisfacer la demanda energética del inmueble, al tiempo que un pozo geotérmico provee la mayoría de la energía necesaria para la calefacción y el enfriamiento del edificio durante el año. Esto, sumado a la eficiencia climática del proyecto con recursos pasivos, hace que la obra reduzca significativamente su huella de carbono.

Además del edificio, Sasaki diseñó los jardines que se encargan de integrarlo con el contexto mediante pasajes peatonales entre vegetación y rocas. El proyecto define claramente sus bordes, pero luego genera una zona de transición con paisajismo.

Esta pieza hace eco de las preexistencias que la rodean en el campus escolar y materializa los fundamentos desde los que se fundó el colegio, hace más de un siglo. Prioriza la apertura y el vínculo con el exterior y crea espacios donde el aprendizaje no ocurre únicamente en los salones de clase, sino también en los lugares de cruce. Un pabellón para la educación.