La iniciativa de los Parques Educativos, bajo la consigna «Antioquia la más educada», está liderada por la Gobernación de Antioquia y la Empresa de Vivienda de Antioquia VIVA.
Vigía del Fuerte, municipio de la subregión de Urabá separado de Bojaya por el rio Atrato, fue escogido para tener el primer Parque Educativo de los 40 que inicialmente se construirán en la primera etapa, por ser uno de los municipios con los menores índices de desarrollo humano y social del departamento, con fuertes variaciones climáticas, dificultades de accesibilidad e interconexión, en una región golpeada en el pasado por la violencia.
El proyecto, con un área construida de 894m2 y 4350 m2 de espacio público, es la suma de dos casas palafíticas tradicionales elevadas a 2.50m del nivel del terreno -teniendo como referencia 1.6 m como el nivel máximo histórico de inundación registrado para el río-, ligeramente desplazadas una al lado de la otra, marcando con este movimiento los accesos.
En el costado oriental, hacia el río, una gran rampa asciende y sirve a su vez de gradería hacia “la plaza de sombras”, en la que conviven el esparcimiento pasivo bajo grandes pérgolas y espacios deportivos activos como la pista atlética y el polideportivo.
En el costado opuesto del edificio, el más privado, otra gradería más pequeña, desciende hasta el nivel de las calles, a un metro del nivel del suelo. En el centro de las dos casas se localizó el “patio del sabedor” , un espacio público cubierto que protege tanto de las lluvias como del fuerte sol y que es «una sola cubierta bajo la cual pueden estar juntos todos los habitantes de Vigía del Fuerte”.
Los demás elementos del parque educativo siguen la misma premisa que usan los hogares de Vigía para adaptarse al lugar: las fachadas son celosías que permiten el cruce continuo de vientos manteniendo frescos los espacios interiores; las cubiertas de elevada pendiente permiten recolectar y posteriormente tratar el agua lluvia para el consumo interno mientras que los grandes aleros protegen los espacios de la lluvia y del sol.
Los materiales seleccionados son ligeros, acordes a la poca capacidad de carga del suelo, y de mínimo mantenimiento: Cerramientos en madera inmunizada que solo necesita lavado periódico; losas y palafitos en concreto pulido tratados para soportar las continuas inundaciones y una estructura de cubierta en acero corten que soporta, sin deteriorarse, las exigentes condiciones climáticas del municipio.
OTROS GANADORES
– Categoría Urbanismo y Ordenamiento territorial. Premio Leopoldo Rother.
Modelo de Ocupación Departamental de Quindío. Arquitecto Christian Bedoya Delgado.
– Categoría Diseño Urbano y Paisajístico. Premio Karl Brunner.
Bulevar del Río. Cali, Valle del Cauca. Arquitectos BYE Burckhardt y Echeverri. Elly Burckhardt de Echeverri y Juan Manuel Echeverri Burckhardt. Asesor: Arq. Andrés Martínez Coordinación: Arq. Pio Cid.
– Categoría Hábitat y Vivienda Colectiva. Premio Germán Samper.
Premio Hábitat: Edificio Santa Bárbara. Bogotá D.C. Konrad Brunner.
Premio Vivienda Colectiva: Miraflores. Juan Bernardo Echeverri Cadavid.
– Categoría Interiorismo y arquitectura efímera. Premio Dicken Castro.
Casa Desorientada Mateo López y Lucas Oberlaender Arquitectos.
– Categoría Restauración e intervención en Patrimonio. Premio Cárlos Arbeláez Camacho.
Tibsaquillo. Bogotá D.C. El Taller de Santiago y Sebastián
– Categoría Teoría e Investigación. Premio Carlos Martínez Jiménez.
La Ciudad Refugio. Migración forzada y Reconfiguración Territorial Urbana en Colombia. Lina María Sánchez Steiner.
– Categoría Divulgación y Publicaciones.
Obregón y Valenzuela. 1949 – 1969. Doce Arquitecturas Urbanas. Edison Henao, Isabel Llanos, Maria Pía Fontana y Miguel Y. Mayorga.
– Reconocimiento a la Sostenibilidad
Casa del Pueblo. El Salado, Bolívar. Simón Hosie.