Este es el hotel más sostenible de Bogotá
Fotografía: ©Andrés Valbuena. Texto: María Juanita Becerra / marzo 22 - 2019
Ubicado en uno de los sectores de mayor progreso en Bogotá, sobre la avenida El Dorado, entre el aeropuerto y el centro histórico, el hotel Grand Hyatt –con 78 mil metros cuadrados repartidos en 15 pisos, uno de ellos técnico– constituye un verdadero ejemplo de sostenibilidad y acentúa la importancia de la conciencia ambiental por medio de diferentes elementos, como los dos atrios centrales encargados de que el aire circule a lo largo de todos los pisos y de que la luz natural penetre al interior. Así, mientras disminuye el consumo de energía aumenta el confort térmico.
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Adicionalmente, la selección de los materiales de la fachada (vidrio y piedra) obedece a la necesidad de reducir la producción de residuos y optimizar el rendimiento energético. Este último factor condujo a un ahorro aproximado de 20 %, cifra nada despreciable, que se alinea con los estándares de certificación LEED –en proceso de serle otorgada.
El edificio economiza cerca de 50 % en iluminación y aproximadamente 30 % en agua potable. Además, el 12 % de los materiales utilizados son reciclados, lo cual minimiza el impacto resultante de la extracción y transporte de los mismos. Por último, las cubiertas verdes, pobladas de vegetación nativa, contribuyen a la ecología del proyecto.
Más allá del carácter sostenible de los elementos constructivos, el edificio se pregunta por su relación con la ciudad, cuán separada está la arquitectura de ella y qué papel desempeña en ese contexto. Tanto el diseño de la fachada como la configuración espacial del primer piso ofrecen la respuesta: una plataforma que superpone materiales pétreos y transparentes crea una conexión visual entre el interior y el exterior, a la vez que divide las circulaciones peatonales y el barrio; una plazoleta, abierta al público y provista de una gran diversidad de plantas, media entre el proyecto y el entorno circundante.
Incluso, el acceso principal al hotel, instalado en su punto más estrecho, así como la terraza del restaurante –con capacidad para más de 250 personas– y las zonas al aire libre –situadas al nivel de la calle– generan vínculos importantes en términos urbanos. De esta manera se logra una transición entre lo público y lo privado, con tal ingenio que la diferencia entre uno y otro resulta prácticamente imperceptible.
Con el ánimo de dinamizar el conjunto de torres empresariales, por medio de la geometría, se ha concebido el volumen semiesférico que se eleva desde la base de la plataforma hasta alcanzar los 65 metros de altura. Con ello no solo cobra protagonismo, sino que potencia las vistas panorámicas de Bogotá, en especial de los cerros orientales, cuya imagen se ha convertido en una de las más evocadoras de la capital.
Un buen ejemplo de lo anterior es el restaurante japonés Ushin, ubicado en el último piso, desde donde es posible admirar el tejido urbano, junto al perfil sinuoso de sus montañas. “La idea era poder combinar lo más representativo de la ciudad con los estándares de los hoteles Hyatt a escala mundial. De hecho, para lograrlo tuvimos que ser muy cuidadosos en cuanto a la escogencia de proveedores (nacionales e internacionales)”, afirman en el equipo de Construcciones Planificadas, firma encargada de la gerencia, diseño local y construcción del proyecto.
El programa responde a uno de los requerimientos principales de la cadena hotelera, que consiste en diferenciar dos componentes del edificio de acuerdo con sus funciones. Por un lado se encuentra la franja de servicios que sirve de soporte para las actividades propias del sector, y por el otro, las habitaciones y zonas comunes destinadas a los huéspedes. Los dueños de la marca parecen estar interesados en distinguir cada uno de los espacios según el uso, con un orden preciso a lo largo de todo el proyecto.
El diseño interior, a cargo del estudio chileno Sergio Echeverría Edwards y la compañía local Construcciones Planificadas, se caracteriza por su concepto innovador, moderno y saturado de colores y texturas, que se entrelazan entre sí con la intención de despertar al máximo los sentidos. Asimismo, el mobiliario, contratado –en parte– a la empresa bogotana Studio Inc., sobresale por la presencia de metales como el bronce y el acero, utilizados para el ensamblaje de diferentes piezas mediante técnicas artesanales, las cuales exaltan las propiedades físicas de estos materiales a partir de numerosas operaciones, entre las que se incluyen soldaduras, curvados, cortes láser y tratamientos químicos. Así se logran unos acabados especiales, representados por los brillos espejo del acero inoxidable y las líneas alargadas y fluidas del bronce.En suma, los muebles utilizados en este hotel hacen alarde de su condición funcional sin eludir las presunciones estéticas, las cuales se ponen de relieve a través del color y las texturas de los materiales. En este punto también son protagonistas firmas colombianas como Zientte y Spazio W, la primera con sus diseños nacionales de tendencia y la última con sus propuestas de reconocidas firmas internacionales.
El piso especificado para una parte del proyecto revela la apariencia natural de la madera, en busca de mantener la armonía entre las superficies de los pisos y las paredes, y la materialidad de los muebles. Por ejemplo, la referencia Natural Smoked Oak, de la firma bogotana Divano, fue instalada en los espacios de alto tráfico. Sus vetas, semejantes a las del roble, contrastan con los destellos luminosos de las piezas de metal.
De igual forma, los elementos arquitectónicos instalados en el interior son de una traza sofisticada. Puertas de forja metálica, revestimientos de paredes en celosías metálicas, paneles divisorios con acabados de poliuretano brillante y enchapes punzonados, entre otros, dan cuenta del esfuerzo por producir todo un escenario alrededor de los visitantes del hotel. La compañía bogotana Roy Design, dedicada a la fabricación de mobiliario y piezas arquitectónicas de metal, estuvo al frente de dicha producción.Por su parte, el vidrio no solo hace presencia en el sistema de la fachada, sino que se extiende al interior para completar la decoración de las zonas comunes (pérgolas y descolgados del techo) y los acabados de las habitaciones (divisiones de baño). Alucristal, empresa bogotana dedicada a la manufactura de vidrio, aluminio y acero, se ocupó de la elaboración de varios de estos elementos, destacados no solo por su utilidad, sino por sus cualidades estéticas.
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Aun cuando el hotel Grand Hyatt forma parte del mayor proyecto inmobiliario de la capital, su arquitectura e interiorismo traen a la memoria la calidez del hogar. De ahí que su escala no compita con la sensación de bienestar que se percibe al estar en él. “La premisa esencial era que cada espacio fuera una experiencia por sí misma. Por eso, todos tienen identidad propia: no es lo mismo estar en el lobby que en el restaurante. Despertar los sentidos era claramente el objetivo”.