Lacaton & Vassal: los ganadores del premio Pritzker 2021 que están revitalizando la arquitectura
Rodrigo Toledo, arquitecto y profesor asistente de la Universidad Pontificia Bolivariana / abril 22 - 2021
Cada año, la Fundación Hyatt otorga el Premio Pritzker de Arquitectura como un reconocimiento a la labor y trayectoria de un arquitecto o estudio de arquitectura. Se trata del galardón más importante en la disciplina, pues desde 1979 ha destacado el trabajo y legado de grandes figuras como Philip Johnson, Luis Barragán, Kenzo Tange, Tadao Ando, Rem Koolhaas y Zaha Hadid, entre muchos otros. Este año, los laureados son Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal, socios de la firma francesa Lacaton & Vassal.
Estos arquitectos se conocieron a finales de la década de 1970 cuando eran alumnos en la Escuela Nacional Superior de Arquitectura y Paisaje de Burdeos. Al terminar sus estudios, Jean-Philippe se reubicó en Nigeria, donde se dedicó por algunos años a la planeación urbana. Anne emprendió su maestría, también en la rama de la planeación. Durante este tiempo, ella lo visitó con frecuencia y precisamente en estos encuentros comenzó a forjarse la mirada y sensibilidad con las que más tarde harían sus proyectos. En esta primera etapa de su historia lo que más los influenció fue la manera, bella y humilde, como en este país africano se construía a pesar de la limitación de recursos.
Para Vassal, esta experiencia fue realmente una segunda escuela de arquitectura. Y ahí, en Nigeria, construyeron su primera obra: una pequeña choza de paja hecha con ramas extraídas de arbustos cercanos al lote. Esta estructura, que demostró ser muy resistente a los embates del viento, los llevó a considerar la idea de emplear lo que se encuentra disponible fácilmente en favor de un sentido de economía del proyecto, y a creer en no demoler lo que se puede reutilizar. Estos dos principios son transversales a su trabajo, incluso hasta hoy, y representan los pilares sobre los que se soporta la idea de una arquitectura que se entiende sustentable en tanto recicla lo existente en lugar de desecharlo. Fundaron su estudio en 1987 y desde entonces han participado en proyectos de carácter público y privado, de diferentes escalas y usos. Según la Fundación Hyatt, los más de treinta años de recorrido de Lacaton & Vassal se caracterizan por haber producido una arquitectura que materializa la defensa de la justicia social y la sostenibilidad desde la prioridad que se le otorga a la generosidad y libertad del espacio en sus edificios, así como por utilizar materiales económicos y ecológicos para llegar a este fin.
Entre sus múltiples proyectos, dos son muestra particular de estos valores. En 1993 diseñaron la Casa Latapie, en Floirac, Francia. El encargo consistió en desarrollar una vivienda económica al borde de la calle para una pareja y sus dos hijos. La propuesta de Lacaton & Vassal fue definir un volumen prismático de geometría simple, revestido con placas de fibrocemento –tradicionalmente utilizadas como tejas– para albergar la cocina, la zona social y las habitaciones. Esta parte de la vivienda se puede abrir y cerrar hacia la vía gracias a la disposición del material de fachada, a manera de grandes puertas batientes.
Una vez abierto, el volumen revela una segunda cara de madera contrachapada con ventanas regulares. En contraposición, generaron otro cuerpo adosado al primero, esta vez completamente translúcido. Este se vincula al jardín de la propiedad y se comporta, climática y espacialmente, como un invernadero. Constructivamente, el segundo cuerpo se define como un espacio a doble altura con soportes en estructura metálica y cerramientos de policarbonato transparente. Aquí los arquitectos aportan lo estrictamente necesario para el control de la iluminación y ventilación natural mediante puertas y ventanas, mientras el manejo y la disposición del mobiliario quedan a voluntad del habitante. Un sofá, una mesa grande para muchos comensales, mesitas llenas de objetos, sillas y alfombras, una habitación extraña y difícil de nombrar en una planta arquitectónica, cuya ubicación semiexterior condiciona su uso a los ciclos estacionales del año.
Luego, en 2011 intervinieron una torre de apartamentos para mejorar las condiciones de vida de los habitantes y evitar que se demoliera la construcción. Donde normalmente un arquitecto aprovecharía la oportunidad de levantar una obra nueva, Lacaton & Vassal propusieron una especie de cirugía arquitectónica en la que se demolían parcialmente las fachadas del edificio para ser reemplazadas con grandes ventanales. Al hacerlo, adhirieron una estructura independiente de pisos y extendieron el área útil de cada una de las viviendas con generosos balcones, que se abren o cierran a discreción.
Por un lado, esta intervención implicó disminuir el costo económico y social del proyecto, pues se invirtió mucho menos dinero que si hubiesen demolido para reconstruir y, además, los residentes siguieron habitando sus domicilios para conservar el tejido social de la vecindad. Por el otro, redujeron también el impacto ambiental al reciclar la torre original. En la ejecución de la obra utilizaron elementos prefabricados para permitir que las personas vivieran en los apartamentos durante el proceso de construcción.
La trayectoria de estos arquitectos franceses incluye obras importantes como la transformación del Palais de Tokyo en París, el FRAC Nord-Pas de Calais, en Dunkerque, y la Escuela Nacional Superior de Arquitectura, de Nantes. También recopila una serie de pequeñas casas y proyectos de menor tamaño, como el Café Una en Viena. Su obra no es más que un pretexto para hacer una arquitectura que reutiliza el potencial de lo existente para revitalizarlo, para proponer espacios abiertos y entregárselos a las personas, para reducir costos de manera inteligente y regalar algo que no se pedía en un principio, pero que aun así resultaba necesario. Lo que Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal entendieron a finales de los setenta en África forma hoy parte de uno de los cuerpos de trabajo más relevantes del panorama global de la arquitectura, y nos enseña que en la mesura hay generosidad y que en lo simple hay poética. ■
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