Arquitectura sostenible: un cultivo vertical para la comunidad de San Luis, en Bogotá
Natalia Pedraza Salamanca, periodista de AXXIS / marzo 17 - 2025

En el barrio de San Luis, en Bogotá, un proyecto arquitectónico busca revolucionar la manera en la que las comunidades acceden a alimentos frescos y saludables. Diseñado por Alsar-Atelier, Oscar Zamora y financiado por Neacol, esta obra titulada Módulo de Hidroponía no solo responde a la densidad de los entornos autoconstruidos, sino que también impulsa una solución sostenible para la seguridad alimentaria.

La iniciativa surge del trabajo conjunto con líderes comunitarios y organizaciones locales como César Salomón, Fondacio Altos del Cabo y Maya Tejedores de la Tierra, quienes durante siete años han promovido la cooperación, la participación y la educación en San Luis, al oriente de la ciudad, en la vía hacia La Calera.

En un contexto en el que la obesidad y la diabetes son enfermedades recurrentes, la hidroponía se convierte en una alternativa clave para la producción de alimentos sanos, con un ahorro de hasta el 60% de agua y una densidad de cultivo hasta diez veces mayor que la agricultura tradicional.
Arquitectura modular, desmontable y adaptable
El diseño del módulo rompe con la rigidez del concreto y el ladrillo, materiales dominantes en la construcción de barrios autoconstruídos. En su lugar, se apuesta por una estructura liviana y semipermanente, basada en estanterías industriales reutilizadas que pueden ser fácilmente transportadas, ensambladas y desmontadas. Esta flexibilidad permite que el módulo se adapte a la realidad de las ciudades informales, donde el acceso al suelo es incierto y las construcciones deben ser dinámicas.

El proyecto puede montarse en una semana, una ventaja crucial en contextos de alta vulnerabilidad. Además, sus componentes pueden regresar a su uso original o trasladarse a un nuevo lote vacío, asegurando que la estructura sea circular y sostenible.

Un espacio de aprendizaje
El módulo no solo facilita la producción de alimentos, sino que también funciona como una escuela análoga de hidroponía. A través de talleres organizados por el Centro Altos del Cabo, la comunidad aprende técnicas de cultivo hidropónico, gestión del agua y procesos de postcosecha, promoviendo la autogestión y la inclusión.

Además, el espacio alberga el octavo Banco de Semillas de Chapinero, del Jardín Botánico José Celestino Mutis, que resguarda 43 especies nativas, reforzando el compromiso con la biodiversidad y la seguridad alimentaria.

Este proyecto demuestra que la arquitectura no tiene por qué ser estática ni permanente para generar un impacto duradero. Su capacidad de adaptación, su diseño modular y su enfoque en la comunidad lo convierten en un referente de arquitectura sostenible, capaz de responder a las necesidades urgentes de los entornos autoconstruidos en Bogotá y más allá.

A medida que las ciudades continúan expandiéndose, iniciativas como esta abren nuevas posibilidades para una arquitectura flexible, inclusiva y consciente, que siembra soluciones en el tejido urbano y social de nuestras comunidades.