Vida de barrio
Fotografía: Andrés Valbuena. Producción: Ana María Zuluaga. Texto: Gabriel Hernández. / junio 4 - 2014
El equipo de trabajo de Escalar, acompañado de un grupo de especialistas y asesores en distintas áreas técnicas, se dio a la tarea de estudiar y entender los valores ambientales y sociales de un barrio bogotano que aún conserva casas con antejardines florecidos y parques con grandes árboles, para lograr un conjunto residencial.
Aplicando los conceptos madurados por Escalar, después de casi tres décadas de experiencia en el ejercicio del diseño y la construcción, se integraron 8 town houses y 20 apartamentos, cuyo eje es una calle central.
Este trabajo armoniza un sector construido con edificios en pie de monte y hace muy bogotano el lenguaje moderno del diseño con el uso de ladrillo de formato alargado en las fachadas que se matiza con acero, vidrio y madera, materiales que mantienen la identidad del diseño que plasma Escalar en sus proyectos residenciales. Desde la entrada, el agua y los muros de piedra arenisca –característica del sector– destacan el interés por crear una ambientación natural, para lo cual se contó con un diseño paisajístico unificado que llenó de verde el conjunto con helechos, matas de bambú, buganvillas e incluso con hierba de monte. Estas plantas recorren los corredores, se asoman a los balcones y se extienden por los techos.
El primer piso está reservado para la recreación y el uso de la comunidad. Allí tienen su espacio la piscina, la biblioteca y un cine, entre otros espacios articulados en torno de una calle interior que se convierte en un lugar de encuentro para los residentes del conjunto. El juego entre la sobriedad del diseño y la riqueza de sus posibilidades de adaptación a distintos gustos y preferencias se aprecia en una de las casas, a la que se entra por un nivel intermedio donde se encuentra la zona social, con la sala y el comedor, y el área de servicios.
Arriba, en el tercer nivel, la alcoba principal disfruta de la vecindad del parque de barrio, que se observa a través de las puertas ventanas corredizas que se abren sobre el balcón con barandas de acero.
Y abajo, en el primer nivel, los niños de la casa tienen sus habitaciones complementadas con un estar de televisión y juegos con salida a un jardín interior.
La madera marca el tono y la calidez de los acabados, y se usa en una gran variedad de aplicaciones: en los pisos, en la plataforma de la ducha doble del baño principal o en el mesón de teca de la cocina.
En la decoración de la casa se aprovechó la neutralidad del blanco de los muros para dejar que los muebles y las obras de arte aportaran su nota de color y variedad.
Con un diseño basado en experiencias y vivencias de hondo arraigo, el proyecto plantea en la amplitud de sus espacios residenciales y en la generosidad de sus áreas comunes la posibilidad de una vida de barrio que exalta los valores del pasado y los actualiza con nuevos recursos y oportunidades para que mantengan su vigencia durante muchos años.