Un refugio al natural en San Antonio de Pereira, Antioquia
Fotografía: Carlos Tobón. Producción: María Mercedes Gutiérrez - Cristina Warren. Texto: Mariana Arango. / junio 3 - 2014

En medio de un bosque nativo y agreste está escondida la creación del arquitecto antioqueño Javier Vera. Es una casa que se mezcla sin alterar el entorno ya que, como él mismo señala, “se usaron materiales cuyos tonos y texturas se adaptaron a los mismos de la naturaleza: piedras marrón y madera; así, la casa se mimetiza tranquila y sosegadamente”.
Los 90 metros cuadrados de la vivienda se desarrollan a partir de un plano horizontal en el que emerge el volumen principal, sutilmente separado de la base con una ranura perimetral que explora una sensación de levitación y se proyecta con voladizos en la búsqueda del paisaje, “esto ofrece una transparencia en sentido transversal y longitudinal hacia los espacios abiertos”, señala el arquitecto, egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.
Conozca aquí la construcción del nuevo museo afroamericano.
Es una invitación para sentir la naturaleza, en donde se escucha el sonido del ambiente y, como dice Vera, “que busca acercarse al equilibrio, a las emociones y a la contemplación”. Por lo tanto, su interior también se concibió teniendo en cuenta los atributos de la vegetación que la rodea. Colores tierra y decoración sobria se complementan a la perfección con el exterior.
Los propietarios (el arquitecto, su esposa y sus dos hijos) adaptaron el mobiliario a sus necesidades y a las actividades que realizan junto a la chimenea, en la cocina o en la terraza, que mira hacia las montañas de los municipios de La Unión y La Ceja.
La cocina se destaca por su ubicación en uno de los extremos, donde logra unirse con el exterior, para llegar a la sensación de fuerza y ligereza que buscó el arquitecto: “Todo el espacio interior expresa una clara voluntad de expansión hacia los exteriores. Por eso, la cocina se abre hacia lo natural y se integra como centro de gravedad a los espacios de la casa, evitando aislar a sus ocupantes”, comenta Vera, que tiene 25 años de experiencia en el tema de construcción.
En su zona privada apenas cuenta con dos habitaciones, pero hay muebles flexibles que permiten que sea habitada hasta por cinco personas más. Así es la materialización de un proyecto amigable con el ambiente, de espacios lo suficientemente generosos (sin ser exageradamente grandes) y privilegiados por el terreno en el que se encuentran. Refugio al natural.