Renzo Piano firma el Centro Botín en España
otografía: Enrico Cano, cortesía Renzo Piano Building Workshop Texto: Rodrigo Orrantia / julio 21 - 2017
Comisionado por Emilio Botín (1934-2014) –en su momento presidente del Banco Santander–, el Centro Botín finalmente abrió sus puertas al público. El edificio fue diseñado por un dúo inmejorable: la oficina de proyectos del arquitecto italiano Renzo Piano –ganador del premio Pritzker de Arquitectura en 1998– y el arquitecto español Luis Vidal. Es un espacio de arte, cultura y educación, enclavado entre la ciudad y el mar, con vistas a la bahía y al casco antiguo de Santander, España. La propuesta de Piano y Vidal integra la arquitectura del complejo con el paisaje de la bahía. La relación del edifico con su entorno fue el norte del proyecto desde sus inicios, suspendido sobre tierra y agua por medio de pilotes. Una serie de rampas construidas con acero y vidrio separan los dos volúmenes principales y crean un espacio abierto de uso público. Escaleras y ascensores conducen a los dos bloques del centro cultural, y desde ahí proyectaron un gran balcón de veinte metros de largo sobre el agua. Las fachadas parecen fundirse con el techo y los corredores del primer piso enfatizan la idea de continuidad visual entre paisaje y edificio. La piel exterior está compuesta por 280.000 pequeñas baldosas cerámicas de color perla, ligeramente redondeadas, que reflejan la luz del sol, el brillo del agua y la particular atmósfera de la región de Cantabria.
El volumen principal, ubicado hacia el occidente, alberga las salas de exposición con una panorámica sobre el mar y el parque. El segundo cuerpo tiene un auditorio de doble altura, también con vista hacia la bahía. Al norte, los arquitectos situaron el centro educativo: ambientes diseñados con la máxima flexibilidad para adaptarse a múltiples actividades, desde talleres de arte creativo, música y danza hasta clases de cocina para niños y adultos. En la planta baja una fachada totalmente transparente demarca las áreas para el café, el restaurante, el espacio comercial y el centro de información. El edificio se conecta con la ciudad por medio de una serie de jardines existentes, “los jardines de Pereda”. La artista española Cristina Iglesias creó esculturas para integrar los parques al programa del centro cultural. Los arquitectos se enfrentaron al reto de hacer un centro cultural que “volara” sobre la bahía y lo lograron. Piano está orgulloso del resultado final: “El mar y el paisaje están enmarcados por los amplios aleros del edificio. Así, la construcción, los jardines y la ciudad fluyen todos juntos”.