La era de los coworking: el fin de las oficinas convencionales
Texto: Camilo Garavito. Fotografía: ©elbuenojo / marzo 11 - 2019
Durante las últimas décadas, los espacios de trabajo han pasado por una transformación sostenida y radical. Atrás quedaron las filas de cubículos cerrados y largas circulaciones que caracterizaban las oficinas en los ochenta.
Conozca el edificio 8111, la obra bogotana que participó en la Bienal de Arquitectura y Urbanismo.
Hoy, los ambientes laborales buscan generar áreas dinámicas y con carácter, que ofrezcan posibilidades de encuentro e interacción, que fomenten la creatividad y el bienestar de los empleados. Contextualizada en esta clara tendencia, y en paralelo con el desarrollo tecnológico y de conectividad de los computadores, surgió una de las ideas más rompedoras, que generó la transformación más profunda del espacio de trabajo de nuestros días: el coworking.
Sus inicios se remontan a mediados de la década de 1990, en la ciudad de Berlín, donde un grupo de programadores creó un hackerspace, lugar en el cual podían reunirse y trabajar de manera colaborativa. Algunos años después surgieron iniciativas similares en Viena y Nueva York, pero solo en 2005 se fundó el primer espacio oficial de coworking.
Su creador, Brad Neuberg, comenta que la idea nació como reacción contra el carácter antisocial de las oficinas de la época y la poca productividad que ofrecía el trabajo en casa. En busca de una solución intermedia, Neuberg se estableció en Spiral Muse, un colectivo feminista, en San Francisco.
Allí ofrecía entre cinco y ocho puestos de trabajo, con una ocupación máxima de dos días a la semana, acceso gratuito a internet, almuerzos compartidos, ambientes para la meditación, tours en bicicleta y una hora de salida estricta a las 5:45 p. m. El proyecto cerró después de un año, pero inició un movimiento cuyo extraordinario crecimiento cuesta dimensionar.
Su objetivo es crear una comunidad empresarial a través de la cual se propicie un intercambio de ideas, conocimiento y experiencias entre los diferentes miembros. Afirman que buscan promover una cultura de colaboración, donde una startup le pueda dar consejos a una multinacional y viceversa, para crecer y adaptarse a las dinámicas de los nuevos mercados.
WeWork transforma edificios en espacios inteligentes por medio del diseño y la tecnología. Su equipo de investigación conduce estudios periódicos en relación con la satisfacción de los miembros, para brindar a los usuarios ambientes que los hagan sentir tan cómodos como en sus casas y que, al mismo tiempo, sean elegantes, funcionales y generen interacción.
Oficinas privadas, áreas abiertas, cabinas telefónicas para privacidad en las llamadas, cocinas equipadas y zonas de descanso, internet, salas de juntas, impresoras y papelería forman parte de sus servicios.
Sus diseños juegan con colores y geometrías alegres en los muros, texturas naturales como la madera –presente en todos los espacios–, grandes superficies de vidrio para permitir la entrada de luz natural y mobiliario cómodo, ergonómico y duradero, elaborado en materiales como el cuero y la madera laminada, entre otros.
Cuenta con más de 400.000 miembros, pertenecientes a 50.000 empresas que utilizan WeWork en el mundo. En el país tienen seis sedes en Bogotá y una en Medellín, lo cual representa un total de 50.000 miembros y más de 700 compañías de todos los tamaños y sectores. Entre los miembros en Colombia se encuentran Spotify, Latam Airlines, Colsubsidio, Kellogg’s, Royal Canin, Heinz, Grin, Mars y Roche.