Transformación urbana: así es la sorprendente reconstrucción de un barrio en Portugal
Rodrigo Toledo, arquitecto y profesor asistente de la Universidad Pontificia Bolivariana / febrero 23 - 2021
En 1988, en Chiado, un barrio de Lisboa, Portugal, un incendio arrasó una gran porción de superficie. Muchos edificios quedaron en ruinas y la tragedia implicó una pérdida significativa de hogares y empleos en la zona. Al año siguiente, el entonces alcalde de la ciudad invitó al célebre arquitecto portugués Álvaro Siza a coordinar la reconstrucción de las estructuras afectadas.
Desde ese momento el proyecto ha tenido un desarrollo lento a lo largo de las últimas décadas. La primera etapa del proyecto culminó en 1999 e incluyó un centro comercial y una nueva estación de metro, así como espacios públicos. Este ejercicio de recuperación arquitectónica y urbana se centró en mantener y restaurar la apariencia exterior de las estructuras para reconstruir por completo los interiores según las técnicas actuales y las normas de seguridad vigentes.
La última etapa de la intervención consiste en una serie de terrazas, miradores y balcones públicos vinculados al Cuartel General de la Guardia Nacional de la República y a las ruinas del Convento do Carmo, una estructura gótica erigida en el siglo XIV, así como a otros edificios históricos. En asocio con el arquitecto Carlos Castanheira, Siza propone un sistema de recorridos que atraviesa los edificios y genera una serie de pequeñas plazas a diferentes alturas, conectadas entre sí mediante escaleras y rampas.
El reto más importante para los arquitectos fue, precisamente, la comprensión de los distintos niveles relacionados con cada espacio urbano y construcción. Por esto, un equipo de arqueólogos y antropólogos llevó a cabo excavaciones para determinar y verificar el estado de lo existente.
Este proyecto, que opera como una especie de cirugía urbana reconstructiva, parece una cicatriz que reconfigura y activa los recovecos entre construcciones de diferentes tiempos. Las tramas de los cascos medievales de las ciudades europeas, determinadas por manzanas irregulares que definen vacíos usados como plazoletas y calles peatonales, dan vida a los barrios antiguos.
Así, la intervención de Siza y Castanheira reconoce la tradición del lugar para rehacer el espacio en medio de los vestigios de la historia e invita a deambular entre lo viejo y lo nuevo.
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