Así se ve el apartamento de un chef en Bogotá: la cocina es lo más importante
María Juanita Becerra / agosto 30 - 2023
Siempre nos han dicho que la primera impresión es la que cuenta. La que cualquier observador, incluso el más desprevenido, puede hacerse de este apartamento está relacionada, muy seguramente, con la presencia de un sinnúmero de libros y objetos decorativos.
Estos no solo llaman la atención, sino que arrojan varias luces sobre los intereses y estilo de vida de sus propietarios, quienes admiran el arte en sus diferentes manifestaciones, pero en especial el arte culinario.
“El dueño es chef, por lo que era necesario generar una cocina lo suficientemente amplia para alojar numerosos utensilios, electrodomésticos e ingredientes”, comenta Carolina Upegui, arquitecta encargada de la remodelación de esta vivienda, ejecutada por Constructora Arqstudio.
Así mismo, la cocina debía estar completamente abierta al comedor para así establecer un diálogo permanente entre ambas actividades —cocinar y comer—. La forma alargada del espacio lo permitía, por lo que conseguirlo resultó relativamente fácil, aunque se tuvo que crear un elemento que los integrara visualmente: la biblioteca-alacena, que se extiende de lado a lado y de piso a techo, con el propósito de reunir una gran variedad de objetos que la familia conserva con afecto.
El diseño del apartamento
En cuanto a la distribución, se destaca el hecho de que ambos espacios comparten la imagen de un lugar centralizado, donde se encuentran, respectivamente, una isla —que amplía y complementa la zona de trabajo de la cocina, al tiempo que permite disponer de un pequeño comedor auxiliar tipo barra— y la mesa del comedor, cuyas geometrías y materialidades son similares —prácticamente idénticas—, revelando la intención de que estas dos áreas se perciban en conjunto, y no como la suma de sus partes —mobiliario, decoración, etc.—.
Por otro lado, la personalidad creativa de su dueño debía verse reflejada en la elección de su propia casa. De ahí que el proyecto haya sido el resultado de un intenso proceso de remodelación, en el que la pasión por la cocina y el arte, en su sentido más amplio, no solo está presente en cada detalle, sino que recorre cada centímetro del apartamento.
“Esta, como cualquier obra, tuvo ventajas y desventajas. Entre las ventajas sobresale la ubicación, pues se encuentra en un edificio contiguo a la quebrada La Vieja, en Bogotá, lo que nos instaba a sacar provecho de las visuales del entorno natural, y entre las desventajas, también por la localización, está la escasa iluminación natural”.
En razón de que la luz era insuficiente, fue necesario incorporar un sistema de iluminación que supliera las carencias lumínicas. Este se basó en un variado conjunto de dispositivos, que incluye lámparas en distintos formatos —de techo, de pie y de mesa—, al igual que spots instalados en determinados sitios con un propósito definido.
“Uno de mis mayores aprendizajes respecto al manejo de la luz lo tuve al lado de Lucas Oberlaender, mi antiguo jefe, que siempre me insistió en que esta fuera indirecta. Aquí tuve la posibilidad de aplicar esa y otras lecciones valiosas para mi quehacer”.
Los detalles de los acabados y la decoración
Los muebles son de corte clásico, pero no anticuados. Se destacan las sillas Breuer del comedor y la Eames del estudio, entre otros. La paleta de colores y materiales es sobria: ante la presencia de numerosas piezas de arte y decoración, los acabados debían mantenerse neutros para no saturar el espacio de color o texturas —lo cual habría disminuido todavía más la cantidad de luz en el interior—. El piso y la carpintería son de madera natural y los muros blancos, como una especie de lienzo sobre el cual se apoyan libros, cuadros y objetos.
En este apartamento todo parece contar una historia, ser la memoria de algún evento o simplemente la materialización de una búsqueda, de una pasión: la cocina hecha arte.
Cinco puntos a destacar
1. La luz artificial fue fundamental en este caso, puesto que debía suplir la falta de la luz natural en algunas áreas del apartamento.
2. La alacena está completamente abierta y conectada con la biblioteca. Ambas hablan el mismo lenguaje formal y, en términos funcionales, alimentan las dinámicas propias de la cocina y el comedor.
3. Los colores de los acabados son neutros, pero no solo transmiten calidez sino que también contribuyen a que los espacios se perciban más amplios y luminosos.
4. La pasión por cocinar se evidencia en el diseño y la decoración de la cocina.
5. El espacio interior cobró vida tras la remodelación, gracias, entre otras cosas, al buen manejo de la luz.