Cabaña para la contemplación sobre un paisaje boscoso y marino en la isla Cholón
Fotografía: Iván Ortiz. / febrero 5 - 2018
La terraza descubierta remata en una piscina para configurar un mirador sobre este paisaje boscoso y marino. Separada en dos cuerpos, la casa se posa sobre una plataforma que salva las diferencias de nivel del suelo y conforma, al mismo tiempo, un recorrido que atraviesa y conecta todas sus áreas.
La cabaña se abre casi completamente hacia el exterior a través de unas generosas puertas de madera a manera de persiana que, al cerrarse, permiten que el viento entre y renueve el aire, ventilando el espacio. Lejos de buscar una propuesta que recurra a grandes gestos formales, los responsables del proyecto encuentran en la tradición de la arquitectura propia de la región una referencia importante. Adentro, el techo vegetal amarrado a una estructura de madera a la vista cobija cada estancia.
Poltronas de cojines blandos sobre estructuras hechas en ratán y mesas de madera definen el mobiliario de la zona social. La paleta de color que predomina hace un guiño a la estética naval al enfocarse en el blanco y el azul.
Se trata de una arquitectura desinhibida…, diseñada para el descanso, para caminar sin zapatos por sus rincones. Se construye con muros blancos, pisos lisos y rugosos, grandes puertas de madera y techos de palma. Pero también con la brisa, con los rayos del sol sobre el mar Caribe, y con la vegetación que la rodea y la llena de sombras porosas. Su espacialidad se acopla al genio salvaje de su entorno, colonizándolo por un instante y permitiéndonos habitarlo. Interiorismo: Gustavo Pinto, Arquitectura: Sergio Castaño.