Una sala de estar perfecta es un espacio central en el hogar donde se reciben visitas, se pasa tiempo en familia y se disfruta de momentos de relajación. Un buen diseño no solo crea una atmósfera acogedora y funcional, sino que también asegura que cada elemento, desde los colores hasta los muebles y la iluminación, se armonice para proporcionar comodidad y estética.
1. Un estilo minimalista
La dueña de este obra contactó a la firma RDTH architekti para que remodelaran su apartamento de tal forma que fuera absolutamente limpio y moderno. Partiendo de esta idea, los primeros pasos para los arquitectos fue explorar cuáles eran los valores fundamentales que debían reflejarse en esta reconstrucción donde habitaría ella junto a sus dos hijos.
Con base en esto, identificaron claramente que el proyecto requería una forma de minimalismo material y formal, incluso un enfoque ascético de la vida, la necesidad de deshacerse de las decoraciones banales y la voluntad de crear un espacio «agradable» solo para las necesidades esenciales de la familia.
Según los requerimientos de la dueña, los arquitectos diseñaron la habitación principal en el que se pudiera dormir en un sofá normal sin ningún problema. Sin embargo, con el objetivo de tener privacidad instalaron una simple cortina que basta para satisfacer esta necesidad.
Un mundo propio surge detrás de la cortina. No es solo un dormitorio con un bloqueo casi perfecto de la luz solar mediante una cortina opaca. También puede ser un cine. En este ambiente se puede ver una película con los auriculares puestos y es posible que nadie que se mueva alrededor se dé cuenta de que hay una escena de acción ruidosa.
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2. Una sala de estar para la serenidad
Los arquitectos María Luisa Molina, Juan Diego Duque y Felipe Vejarano —de la firma MDV Arquitectura— han sabido crear un ambiente armónico y sereno para sus clientes, los propietarios de este apartamento ubicado en los cerros orientales de Bogotá.
Este proyecto consistió en una remodelación total del inmueble —incluyendo no solo la organización espacial, sino los acabados—, que si bien alcanza los 360 metros cuadrados, su distribución original era un tanto desproporcionada: “La cocina era demasiado pequeña respecto a los otros espacios y en proporción al área del apartamento, sumado al hecho de que estaba aislada de la zona social, separada por muros divisorios”, explica la arquitecta.
Tras la intervención, la cocina, antes cerrada y poco iluminada, interactúa constantemente con el comedor y la sala. Incluso podría decirse que es parte integral de ambos espacios. Esto responde a la lectura que hicieron los arquitectos de las dinámicas de los propietarios: “Los miembros de esta familia disfrutan haciendo reuniones sociales en las que la comida es protagonista. Por eso decidimos poner la estufa a un lado y liberar así la isla central de cualquier actividad que pudiera interferir durante los encuentros”.
El comedor, que se sitúa contiguo a la cocina, cedió una parte a esta con el propósito de disponer de un área suficiente para la realización de las actividades que demanda este lugar. Así mismo, la zona social, que anteriormente se componía de dos salas, ahora está integrada por una sola de mayor tamaño.
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3. Cuando el arte es el protagonista
Este apartamento es, en realidad, la suma de dos. Ubicado en uno de los sectores de mayor tradición en la capital del país, se aloja en un edificio de la década de los cincuenta, momento en el que la arquitectura moderna empezaba a instalarse en Colombia, erigiendo obras que hacían alarde de los nuevos materiales y técnicas constructivas.
El responsable de este trabajo fue el arquitecto Libardo Mora —director de la firma Dosm Ingeniería y Arquitectura—, quien hace unos años se encargó de la remodelación de uno de los dos apartamentos que componen la vivienda y hace poco, a petición del cliente, se ocupó de unirlos como uno solo —cada nivel de este edificio está conformado únicamente por dos inmuebles—.
Entre los desafíos más importantes estuvieron la articulación entre los dos apartamentos, que, como si fueran piezas de encajar, se ensamblan a través de la chimenea y la biblioteca, así como también el remplazo y la redistribución de las redes, cuyas características distaban de los requerimientos actuales.
Además, en este proyecto la luz artificial desempeña un papel fundamental al permitir apreciar las obras de arte de manera adecuada. De ahí que hayan instalado una serie de spots dirigibles, que iluminan con precisión cada una de las piezas. “La colección estuvo presente desde el inicio, pues el propietario es un apasionado del arte. Mi tarea fue conseguir que estas se ubicaran e iluminaran correctamente”.
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4. Una sala de cine oculta y una oficina encapsulada
La calle Piauí, situada en el tradicional barrio de Higienópolis, en São Paulo (Brasil), da nombre a este apartamento de 350 metros cuadrados, con diseño arquitectónico de la firma Superlimão. Su renovación tiene como objetivo adaptar el espacio a una pareja con tres hijos, una de cuyas principales pasiones es el arte.
Los profesionales del equipo de Superlimão eliminaron gran parte de la compartimentación original de las áreas para dar paso a la luz natural, pero respetando la arquitectura existente y los elementos originales del edificio —construido en los años setenta—; además, reutilizaron los conductos existentes con el fin de construir un nuevo sistema para el aire acondicionado.
Así mismo, recuperaron el suelo de madera original, dejaron al descubierto las vigas y las tuberías, y emplearon mármol travertino para crear el efecto de granito expandido en el piso del corredor de acceso y el sector que contiene la mesa auxiliar y la cocina. En este último espacio, mantuvieron la isla de acero inoxidable, pero con un complemento de piedra.
En el lado opuesto del área social, detrás de una puerta que se mimetiza en el mueble de apoyo del comedor principal, se encuentra el teatro en casa, el lugar favorito —y secreto, podría decirse— de la familia. Como en todo el apartamento, aquí aparece la tecnología de punta: automatización, sistema de sonido integrado y centro de procesamiento de datos. En uno de los extremos de este espacio, ubicaron además la bodega climatizada y el bar.
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5. Un diseño en un clima tropical
Esta casa, diseñada y construida en Villeta (Cundinamarca) por los arquitectos bogotanos Alexander Brunner y Daniel Guzmán, se vale de otra postura para establecer relaciones potentes con su entorno: la masa horadada.
El deseo de privacidad de los clientes condujo a los arquitectos a diseñar una casa que se vincula con el paisaje, no a través de la transparencia, sino mediante la introducción deliberada del sol, la lluvia y la vegetación a un interior reservado, debido a sus aberturas que se convierten en umbrales y pequeños patios. Una masa agujereada, que ofrece una mirada controlada del exterior desde la intimidad.
El acceso a la residencia se hace por medio de una escalera topográfica que conduce a un zaguán cubierto, donde se conservó uno de los árboles existentes en el lote. Los arquitectos distribuyeron las áreas de la casa en niveles para adaptarse a la pendiente del terreno.
Así, el espacio de ingreso, donde además aparece la zona social, ocupa el piso intermedio, desde el que se sube y se baja a los ambientes privados gracias a una escalera-patio, animada con un jardín y un espejo de agua. Moverse por la casa implica experimentar la geografía del lugar. El salón, el comedor y la cocina se integran con una terraza inundada de luz solar, donde una piscina rectangular se funde con el horizonte.
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6. Un equilibrio armonioso
Esta es una vivienda cinematográfica de cinco estrellas que combina arquitectura y arte y que sirve como un escondite familiar en el desierto del suroeste en las afueras de Las Vegas, Estados Unidos.
Con esto en mente encargaron a Daniel Joseph Chenin su enfoque de diseño integrado que incluía la arquitectura, el diseño interior, los ambientes exteriores, el mobiliario y los accesorios. La construcción de 20,000 pies cuadrados evoca un hotel boutique con una mezcla ecléctica de muebles y arte que sirve como un refugio en las afueras de Las Vegas, Nevada.
Los clientes expresaron su interés en un diseño en forma de H para el interior de la casa, permitiendo que alas opuestas proporcionaran un retiro personal en un lado y alojamiento para invitados con una variedad de opciones de configuración en el otro. El diseño en esta forma también aborda una opción ambiental que permite cerrar un lado completo de la casa desde un punto de vista mecánico cuando la pareja está sola en casa.
Los clientes también expresaron su deseo de que la casa presentara su gran colección privada de pinturas de la Escuela del Río Hudson, que marcó un punto de inflexión en el proceso de conceptualización de Daniel Joseph Chenin. Desde un punto de vista teórico, Chenin adoptó la idea de curar la colección de arte de los clientes como elemento central del diseño.
Inspirándose en el arte, cuyos hermosos marcos contienen la vida dentro de las pinturas, la firma se embarcó en un enfoque arquitectónico para crear portales que enmarcan la vida dentro de los espacios, capturando las experiencias y recuerdos compartidos creados en el hogar.
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