El arte de reencauchar
fotografía: iván ortiz producción: mariana osorio Texto: maría alexandra cabrera / febrero 5 - 2016
Con el convencimiento de que el espíritu de un lugar se va gestando poco a poco, la propietaria de este apartamento en Bogotá se asesoró de la productora La Trinidad, especializada en dirección de arte e interiorismo, para crear un espacio que vibra por su estilo cálido y original.
Mariana Osorio, una de las creadoras de La Trinidad, se encargó de guiar el proceso de selección de cada pieza. Sin miedo a mezclar texturas ni a utilizar objetos de distintas épocas, ha ido construyendo un lugar que se destaca por una estética espontánea en la que todos los elementos se mimetizan sin esfuerzo.
Sin reglas ni ideas preconcebidas, todo parece funcionar en este apartamento de 130 metros cuadrados que tiene dos alcobas, dos baños y un estudio. El lugar da testimonio de que con algo de ingenio, capacidad de riesgo y creatividad es posible disfrutar de un hogar con un carácter único que no se encasilla en estilos ni movimientos de vanguardia.
En la sala, eje social y punto clave del apartamento, Osorio dio vida a un ambiente en el que destaca la sutil mezcla entre lo clásico, lo étnico y lo moderno. Parte del éxito se basó en la capacidad para rencauchar muebles viejos que muchos desechan y que, con una buena restauración, recobran su belleza y atractivo.
El mejor ejemplo es el sofá de los años cuarenta que perteneció a la abuela de la propietaria. La experta lo tapizó con un algodón azul y la madera, originalmente de estilo escandinavo, la pulió y pintó de un tono más oscuro. Lo mismo sucedió con una clásica butaca de madera, que pintó de rojo y revistió con una colorida tela peruana, y con una poltrona de los años sesenta, que recubrió con un jacquard vino tinto. En esta zona también sobresalen una cómoda y un bar de los años cuarenta que la dueña heredó y tres maletas antiguas pintadas de blanco que se fusionan con objetos más actuales como una llamativa jaula amarilla, un caballo tridimensional y un gran buda azul.
Para terminar de componer la zona social, Osorio escogió dos elementos con un marcado estilo moderno: una mesa de centro de madera maciza pintada de blanco y la mecedora Eames que está cubierta con una piel de chivo, la cual enfatiza, junto con los cojines traídos de Turquía, la inclinación de la dueña por el tema étnico.
Destaca también el original uso de unos bastidores que enmarcan el sofá y que demuestran los múltiples usos que pueden tener las cosas. “No creo que el estilo de un apartamento se construya de un día para otro, por eso cada pieza ha sido pensada y ha llegado en el momento adecuado –dice Osorio–. Me gusta sobreponer objetos, no todo tiene que ser tan impecable”.
Basada en la filosofía de que un poco de desorden también puede ser estético, Osorio hizo varias pilas con revistas de moda y diseño –que colecciona la propietaria–y puso sobre estas fotos, cuadros o floreros que se sobreponen entre sí para generar una interesante imagen que transmite calidez.
Otro elemento que llama la atención es la elección de la tela con la que tapizaban antiguamente los colchones para recubrir el sofá del estudio. Osorio la vio en el Pasaje Rivas, en Bogotá, y decidió arriesgarse para combinar los colores del sofá con los de un kílim traído de Turquía. En esta zona también jugó con marcos de diferentes estilos que enseñan fotos familiares. “No todo tiene que salir y combinar”, asegura. Tal vez por eso logró un espacio que impacta por el diálogo entre sus elementos.
En la habitación principal se concentró en generar una atmósfera tranquila y femenina. Escogió el azul para la pared de fondo y el blanco para la cama y la mesa de noche, ambas de estructura sencilla y funcional. El aporte extra de color lo consiguió con un tejido mexicano que ubicó sobre una clásica silla de madera.
La estética del apartamento continúa formándose. A veces esperando con paciencia a que llegue una nueva pieza y otras cambiando el color de una pared o jugando con el lugar que ocupan los objetos. Un espacio que demuestra lo divertido que es vivir en constante transformación. El arte de reencauchar