Comprar espacios «viejos» y renovarlos para darles un aspecto contemporáneo
Fotos: Mateo Pérez. Textos: Marta Lucía Moreno. Producción: Mariana Osorio / mayo 22 - 2014

Para encontrar apartamentos generosos, bien diseñados y bien construidos no siempre es necesario pagar varios millones por el metro cuadrado. De hecho, lo que hicieron los propietarios de esta vivienda fue buscar en un sector agradable que no está de moda, con edificios de los años setenta. Compraron y remodelaron. “Ahora mucha gente está haciendo lo mismo porque los precios de la vivienda nueva están desatados”, dice el arquitecto Ricardo Jiménez, de Plus Arquitectos, que se encargó de la renovación de este espacio.
El apartamento está ubicado en un conjunto construido por Hernando Vargas Rubiano, compuesto por dos torres con un apartamento por piso y un pequeño jardín interior, frente a un parque en el barrio Chapinero, de Bogotá.
Esta experiencia de comprar “viejo” y renovarlo para darle un aspecto contemporáneo, la están replicando otras parejas jóvenes a quienes la ecuación presupuesto más áreas de calidad no les da un resultado satisfactorio. Además, la opción de salirse del circuito de lugares de moda permite que otros sectores residenciales, igualmente bellos pero olvidados, se remocen no solo arquitectónicamente sino también en cuanto a la edad de sus habitantes.
Los propietarios de este apartamento, un joven arquitecto y su esposa diseñadora de modas, lo encontraron por casualidad, cuando llegaron invitados a una reunión. El sitio les encantó, le vieron las posibilidades para adecuarlo, y le hicieron una oferta a los dueños, que no vivían allí. “Con lo que nos costó no habríamos podido encontrar nada en Rosales, por ejemplo, de 178 metros como acá. Además nos quedó dinero para restaurarlo”, asegura el dueño.
La obra estuvo a cargo de Plus Arquitectos, una oficina con algo más de una década en el mercado, que se ha dedicado al diseño y construcción de clubes de playa en Honduras, restaurantes en Panamá y algunas casas de vacaciones en Mesa de Yeguas y suburbanas en Praderas de Potosí. “Trabajamos de la mano del cliente que llega con una inquietud a la que nosotros le damos una solución en un espacio que nos presenta –afirma Ricardo Jiménez–. Somos solucionadores, nos encargamos del diseño arquitectónico, del de luces, del sonido, del diseño interior: los muebles, las obras de arte, los objetos, si el cliente nos lo pide”.
En este caso, aparte de clausurar algunas puertas y habilitar con otra función espacios como el cuarto de servicio, se conservaron tanto el diseño de las áreas como su disposición. “Mantuvimos la decoración original del apartamento, las luces, las chapas originales, las ventanas, y modernizamos algunas cosas”, dice el arquitecto Jiménez. La remodelación más importante se hizo en los enchapes de los baños y en el piso, de pino blanco con una pátina que realza el tono claro.
En los baños se puso un baldosín diseñado por Plus Arquitectos con motivos parecidos a los que se usaban en los patios españoles, con el que adquieren una apariencia mediterránea. Los mesones se hicieron en madera aglomerada con acabado en renania, una resina empleada en barcos y pisos de alto tráfico.
A estos gestos arquitectónicos se suman algunos de diseño interior donde se aprecia el ingenio del arquitecto, como los muebles suspendidos de la pared acabados en poliuretano o las camas, también de aglomerado, diseñados en madera, que sirven igualmente para guardar zapatos; o las mesas de noche iluminadas desde el interior. Y, en un guiño contemporáneo, se mezclan con muebles de diseñadores de varias épocas del siglo pasado: las sillas de comedor y las del estudio de Marcel Breuer, de la década de 1920, la chaise longue de Le Corbusier (de 1932), dos sillas Eames de cuero también en el estudio y dos más de plástico inyectado en la sala.
Todos estos objetos de diseño se destacan en un envolvente blanco: “Creemos en la simplicidad del diseño –asegura Jiménez–, en que la arquitectura y el mobiliario, principalmente, deben ser funcionales, y que el color lo deben dar los accesorios”. En esta casa, muchos son mexicanos, país con el cual la propietaria tiene una relación cercana por su trabajo. Así que el color de esta cultura impregna una buena parte de los espacios, objetos populares enaltecidos, como las máscaras de lucha libre con las que hicieron unos cojines en la sala.
Además de los diversos objetos y accesorios que visten este espacio, las obras de arte también son protagonistas en el apartamento. El resultado de la renovación y decoración de este lugar es la suma de elementos sobrios, discretos, en una arquitectura que se esmera por no ser excesiva y que permite que cada componente desempeñe un papel importante pero mesurado en relación con su función esencial. Así, el hecho de habitar se convierte en una experiencia placentera.