Kinfolk, la tendencia de diseño ideal si busca una estética sencilla para sus espacios
Con información de EsDesign / marzo 14 - 2025

La vida moderna está marcada por el exceso: demasiada información, demasiadas distracciones, demasiado ruido. En contraste, el estilo kinfolk surge como un refugio de calma. Esta tendencia en diseño de interiores ha ganado protagonismo en los últimos años, en especial entre aquellos quienes buscan armonía en sus espacios, ambientes serenos y acogedores.

Se trata de una filosofía de vida que apuesta por la funcionalidad, el bienestar y el equilibrio entre el hogar y la naturaleza, y es que no sólo responde a una tendencia estética, sino a una creciente necesidad de volver a lo esencial, es una invitación a frenar, respirar y disfrutar de la belleza que hay en la simplicidad.
De acuerdo con Elena González de EsDesing, la Escuela Superior de Diseño de Barcelona, el kinfolk es un concepto que se utiliza para definir un estilo decorativo muy concreto que se caracteriza por la sencillez de los espacios, la armonía con la naturaleza y el arraigo a los orígenes.

“Frente a la alteración y la excitación que rige nuestra vida hoy en día, donde parece que todo tiene que ir muy rápido, el estilo kinfolk aboga por la calma y la quietud. De hecho no es sólo un estilo de decoración, es una forma de vida que se centra en la reconexión de las personas con los entornos naturales, eliminando las injerencias de la tecnología que nos impiden disfrutar de las pequeñas cosas”, explican desde la escuela de diseño.

El origen de este tipo de diseño proviene de Estados Unidos y está inspirado en la forma de vida de la comunidad Amish, que tiene un estilo de vida muy sencillo y alejado de la tecnología, siendo fieles a la naturaleza y lo tradicional.
Materiales y colores característicos del kinfolf
Dentro de este estilo de diseño, están presentes materiales como el algodón, la piedra, la madera, el lino y cualquier tipo de tejido que encontremos en nuestro entorno. La clave está en evitar materiales sintéticos o que contengan algún tipo de procesamiento que no sean naturales.

Mientras tanto, para el uso del color, en la estética kinfolk se implementa una paleta de color que nos recuerdan a la tierra y a la naturaleza, por ejemplo, el verde, el marrón, el blanco, el gris o el beige. En conjunto, esta selección de colores permite crear interiores armoniosos, donde los tonos terrosos y naturales contribuyen a generar un refugio de tranquilidad y simplicidad.
En cuanto a mobiliario y accesorios, el tipo de muebles para el diseño de interiores con este estilo, debe mantener la sencillez. Por ello, la principal premisa es que el tipo de objetos seleccionados no tenga estampados ni patrones o una multitud de tonalidades. Se recomienda un estilo rústico, con un aire más vintage o bohemio.

En general, una de las máximas de la filosofía kinfolk es quedarse sólo con lo esencial, eliminando todo lo superfluo, evitando sobrecargar una vivienda con el mobiliario. En cuanto a accesorios, la experta señala que encajan muy bien las piezas artesanales y objetos reciclados de materiales naturales como cestas de mimbre, piezas de orfebrería o lámparas vintage.

Además, otro de los aspectos esencial en este estilo es la sincronización con la naturaleza, por lo que implementar la biofilia es esencial. Por ejemplo, incluir en el espacio plantas genera un estimulo con los elementos naturales. Así, el material orgánico, la vegetación y patrones inspirados en la tierra ayudan a mejorar la calidad de vida, reducir el estrés y aumentar la sensación de bienestar. Una buena opción es adquirir algunas plantas colgantes para darle un toque único a la vivienda.

En cuanto al material del acabado del piso se recomienda: para una vivienda ubicada en una zona fría es perfecto la tarima o parqué y si el espacio es en un lugar cálido funciona bien la piedra puesto que ayuda a mantener la temperatura.
Las generaciones que más han adoptado el estilo kinfolk
El kinfolk representa para los milenials una forma de expresión que permite explorar una vida sin exceso ni consumo. Por lo contrario, es perfecto para esta generación que busca abrazar la autenticidad, fomentar el uso de todo aquello sostenible y minimalista.

Por su parte, la generación Z ha reinterpretado el estilo kinfolk, adoptándolo como un refugio visual y emocional frente al ritmo acelerado de la era digital. Diseñar con este tipo de estilo se convierte en una pausa necesaria, una forma de reconectar con la esencia de lo simple y equilibrar la vida virtual con la realidad tangible.

Para finalizar, el estilo kinfolk representa una filosofía de vida que encuentra eco en quienes buscan un respiro de la aceleración cotidiana. Su esencia radica en la sensación bien pensada, en la autenticidad de los materiales y en la creación de atmósferas que privilegian la armonía sobre el exceso. Un manifiesto visual y sensorial para aquellos que valoran la tranquilidad como un lujo contemporáneo.