Este apartamento en Bogotá tiene una atmósfera ecléctica y con personalidad
María Juanita Becerra / agosto 26 - 2024
Este apartamento significa un nuevo comienzo. Si bien la distribución original presentaba cualidades relevantes, como amplitud y luminosidad, los acabados eran en su mayoría wengue, una superficie color marrón o rojizo oscuro que estuvo en boga hace un tiempo, pero que en la actualidad se está remplazando con tonos similares a la madera en su estado natural, con las vetas expuestas y apenas protegida por un inmunizante y tintilla o barniz.
“Aprovechamos los espacios y elementos que tuvieran potencial de modernizarse. No se trata de suprimir lo existente, sino de identificar los valores que son esenciales y pueden recuperarse”, afirma la diseñadora de interiores Lina Salazar, encargada de esta obra.
Muestra de lo anterior es el piso, que se conservó en su totalidad. Desde luego, recibió un tratamiento especial que le permitió continuar vigente y aportar belleza a la nueva propuesta de diseño. “Es de madera natural y se encontraba en buenas condiciones; entonces, ¿por qué desperdiciarlo? Se pulió y se le aplicó una laca que lo dejó como nuevo”, comenta.
La diseñadora también mantuvo la alacena contigua al comedor, cuyas puertas eran color wengue, pero Salazar ideó un recurso estético muy original, al recubrirlas con una tela tipo lino color taupé —una mezcla entre gris y café que, como el wengue hace unos años, hoy están utilizando profesionales y expertos en diseño— y sobreponerles unas sinuosas manijas doradas. Aquí la belleza está en los detalles, sin duda.
Los espacios del apartamento
En cuanto a la distribución espacial, la diseñadora modificó la zona social. En un comienzo habían dos chimeneas, una de las cuales se ubicaba justo en medio de la sala, generando una división innecesaria, por lo que Salazar decidió retirarla y dejar una sola. La segunda la giró en dirección al ventanal situado detrás del sofá, a la vez que la cubrió con una textura listonada, que enriquece visualmente el ambiente.
A diferencia de la sala, en la cocina mantuvo su distribución original, y solo modificó los acabados. “Estaba bien distribuida. Sin embargo, los acabados hacían que se percibiera demasiado oscura. Transformamos por completo el espacio al remplazar los frentes de los muebles y los revestimientos de paredes y pisos”, explica.
En los muebles de la cocina instalaron puertas de melamina —en una referencia que se destaca por su textura sólida de color gris— y enchaparon el piso con porcelanato tipo madera, mientras que para la isla, el mesón y el salpicadero utilizaron piedra sinterizada, similar al mármol de Carrara.
Dentro de este ambiente hay un par de elementos que cabe destacar: el comedor auxiliar, que además de ser altamente versátil sobresale por su imagen acogedora, incluso bohemia, y las lámparas de techo, cuyo diseño las convierte en un detalle contemporáneo.
Detalles de la remodelación
En la mayor parte del apartamento manejaron tonos tierra, excepto en la sala de televisión, donde incorporaron colores más afines a la escala de grises. El contraste lo proporcionan tanto el cuadro como la poltrona, que resaltan por el azul intenso que los caracteriza. “Aquí quisimos que el ambiente tuviera un aire más fresco, y por eso jugamos con acentos en azul”, sostiene la diseñadora de interiores.
Las combinaciones de colores vivos también están presentes en algunos objetos decorativos, sobre todo en el arte. Los propietarios del inmueble habían adquirido varias piezas en el pasado que debían integrarse a la nueva vivienda, por lo que la diseñadora tuvo que encargarse de encontrarles un lugar propicio y hacer las acomodaciones necesarias para que estas armonizaran con la estética del apartamento. “Por otra parte, también me ocupé de acompañarlos en la compra de nuevas obras que complementan el proyecto”, cuenta.
El nuevo mobiliario es obra de Lina. Estos muebles los fabricaron en su taller, Lina Salazar Design —salvo la lámpara del comedor, que se importó—, utilizando madera flor morado. Otros ya existían y lo que hicieron fue retapizarlos de acuerdo con la paleta de color empleada, con lo que el proyecto se nutrió de ingredientes del pasado y del presente.
Esta vocación ecléctica, que recupera lo antiguo y lo reconcilia con lo moderno, le proporciona gracia y originalidad al apartamento, dos cualidades que todos aspiramos a tener en casa.
Cinco puntos para destacar de esta obra
1. Para la diseñadora era relevante que el espacio se percibiera limpio e iluminado. Derribaron pocos muros, pero la mayoría de los acabados los remplazaron.
2. En el baño principal también hicieron cambios importantes en materia de distribución y acabados.
3. La carpintería arquitectónica la pintaron de blanco, puesto que el color anterior restaba luminosidad a los espacios.
4. En el mobiliario hay una mezcla de piezas antiguas y nuevas, que crea una atmósfera ecléctica y con personalidad.
5. Sobresale el contraste entre claros y oscuros, especialmente en zonas comunes, como la sala y el family room.