Carisma creativo y materialidad en el estudio de mobiliario bogotano Olmo
María Juanita Becerra / diciembre 9 - 2024

El diseñador y carpintero Juan Camilo Olarte y el arquitecto Diego Cifuentes son el alma y el corazón detrás de Olmo Estudio, una firma de arquitectura interior bogotana que está aportando al campo del interiorismo mediante la integración de un gran acervo de materiales naturales y sintéticos, que componen sus espacios y los muebles y objetos que estos contienen. La síntesis material resume bien el lenguaje de sus proyectos, que no excluye ninguna escala ni tipología.

La información que transmiten las geometrías y texturas que se hallan en su obra se ve especialmente reflejada en tres de sus más recientes trabajos: Treinta y Tres Aves, en Ibagué, y Baobab, en Bogotá y Nueva York. “Estos proyectos expresan nuestro interés por hacer de cada espacio una creación única, reflejo de quien lo habita, pero a su vez consciente de las tendencias mundiales en materia de diseño y arquitectura”, afirma Juan Camilo.

Para lo anterior se requieren no solo ingenio y creatividad, que son claves en la fase de diseño, sino además planificación y conocimiento técnico, que en la etapa de ejecución resultan fundamentales. Afortunadamente, la mayoría de sus proyectos recorren el largo itinerario que hay desde el diseño hasta la finalización de la obra. “Nos ocupamos de todos los procesos, por lo que ninguna de nuestras creaciones es ajena a la factibilidad económica y técnica que demanda cualquier trabajo”.
Algunas obras diseñadas por Olmo Estudio
En el restaurante Treinta y Tres Aves, por ejemplo, se incorporaron materiales nobles como la madera natural y el granito pulido, usando una paleta cromática acotada, con el verde como protagonista. Este tono es una extensión de la abundancia de plantas que habitan en el interior, y al mismo tiempo permite dirigir la atención hacia los productos exhibidos en las vitrinas.

Pero eso no es todo: el verde se encuentra en elementos cuya forma y materialidad se han exaltado, como la pared ubicada detrás del mostrador, revestida con molduras rectangulares de distintas longitudes, así como en algunas piezas del mobiliario.

En el caso de Baobab Bogotá, se creó una atmósfera cavernosa mediante el uso de diversos recursos materiales, que implicaron una experimentación constante. “Siempre he sido un apasionado por las posibilidades que ofrecen los materiales en el campo del diseño interior. Por eso, en este proyecto ensayamos varias veces cuál era el material idóneo para la creación de esta estética tan sui generis”.

En Baobab Nueva York surgió un nuevo desafío debido a las especificaciones y normas vigentes en Estados Unidos. “Ese proyecto nos hizo valorar más la mano de obra colombiana, que sigue siendo muy artesanal, lo que facilita los procesos creativos, en especial las sinergias entre arquitectos, diseñadores, maestros de obra, ebanistas, artesanos, etc. Aquí, tuvimos que ‘importar’ la mano de obra para lograr el resultado deseado, evitando recurrir a recursos estandarizados”.

El carisma creativo de Olmo Estudio se deriva de la unión entre talento estético y conocimiento práctico, una dupla no siempre fácil de conseguir.