Esta vivienda de corte neoespañol ubicada en Teusaquillo, es la oficina del arquitecto Guillermo Arias
Maria Juanita Becerra / marzo 31 - 2022
La historia de esta firma inicia con un taller en el que se fabricaban lámparas y objetos varios, por lo cual su función principal era taller-almacén. El foco de la actividad estaba en este último. Con el paso del tiempo, el espacio del almacén cedió terreno gracias a que el ejercicio profesional creció virando hacia la arquitectura: “Los objetos que comercializaba empezaron a despertar el interés de quienes planeaban remodelar su casa. Comenzaron a preguntarme si era posible que diseñara un baño, una cocina, etc. De esta manera, mi trabajo no solo aumentó, sino que cambió de escala”, comenta Guillermo Arias, arquitecto fundador y director del estudio Octubre.
Antes de ocupar esta vivienda de corte neoespañol, ubicada en el tradicional sector de Teusaquillo, en Bogotá, Arias tuvo dos oficinas cerca de la calle 82. Ambas eran de alquiler, por lo que debía mantener su distribución espacial. “La última que tomé en arriendo en esa zona tenía algunas fisuras y grietas, que sin duda daban una mala imagen, más aún por tratarse de un arquitecto, así que pensé en la opción de comprar una casa, pues de esa manera podría diseñar mi propia oficina”.
A pesar de que la familia de Guillermo había vivido durante décadas en Teusaquillo, su estudio nunca había estado allí. Y, de hecho, hasta ese momento no se había planteado la idea de comprar una casa en el barrio de sus padres y abuelos. “El valor del suelo en ese entonces me permitía adquirir una mayor área –alrededor de 400 metros cuadrados– y en un barrio al que siempre he querido”. Esto le dio la oportunidad de crear unas oficinas más amplias, con espacio libre, vacío, que complementa y equilibra las zonas de trabajo.
Asimismo, pudo diseñar espacios que sirven de ejemplo a sus clientes sobre cómo se perciben ciertos materiales y elementos. Muestra de ello es que en una de las áreas se exhibe una gran variedad de materiales, que abren la posibilidad de experimentar diferentes combinaciones de texturas y colores. Así, la casa se convierte en un showroom, tanto de los objetos que elaboran como de la arquitectura que Arias propone.
El resultado: una casa que no ejerce como tal, pero cuyo diseño hace que se sienta tan acogedora como si realmente lo fuera. Los espacios y los muebles obedecen a los requerimientos de un ambiente laboral. El primer piso está dedicado principalmente al showroom, pero también incluye mesas para reunirse e incluso almorzar; en el segundo se encuentran las oficinas de arquitectura. Los baños están completamente dotados: “Los hice con ducha para la comodidad de los miembros del equipo. En caso de que alguien se moje en la calle, por ejemplo, puede darse un baño de agua caliente. Todo está pensado en función de quienes aquí trabajamos”.
Aunque la tipología y algunos acabados son de la época, el interior es completamente contemporáneo. Para ello recuperaron ciertos elementos, como el entramado del techo, que liberaron para dejar a la vista, y el muro de ladrillo ubicado detrás de uno de los clósets. “Revivimos características originales de la casa que estaban ocultas. Esto es sacar la memoria, la huella del pasado”. ■
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Guillermo, esta muy bonita tu oficina, sencilla y muy agradable tan solo verla, que tal sera estar allí en uno de esos espacios!!