Dos altas esculturas rojas –basadas en una persona de rasgos orientales en posición de venia– dan la bienvenida al primer almacén de la firma alemana Kare Design en Bogotá. En este espacio, de 470 metros cuadrados, elementos frenéticos como el rock encuentran armonía junto a materiales naturales como la madera y piezas clásicas como un sofá de corte chéster.
El personaje de la entrada, llamado Fred e ícono de la firma, es un abreboca de lo que se encuentra en este almacén. No es coincidencia que cada uno de sus 100 locales monomarca –distribuidos en 50 países– repita la escena. Tan pronto se cruza la puerta, el espacio de dos pisos presenta desde un caballo multicolor colgado de una pared hasta un perro negro de 1,80 metros de altura junto a un futbolín; todo sin dejar atrás los tradicionales ambientes de sala, comedor y dormitorio. Es un abanico de posibilidades generoso y enérgico, en el que se salta de un estilo al otro.
“Kare es una marca de diseño de muebles, iluminación y accesorios –fundada en 1981 por Jürgen Reiter y Peter Schönhofen–, que procura tener una gama amplia, pensando fuera de lo común, con más vida”, explica la franchise manager de la compañía alemana Valerie Baumgartner. Y ese pensar fuera de lo típico y tradicional llevó a sus fundadores a crear la firma. En su época universitaria, Jürgen Reiter –la parte creativa y quien diseña el grueso de los productos– no encontraba en el mercado alemán mobiliario y accesorios con los que se identificara, por eso decidió hacerlos. Su amigo Peter Schönhofen –responsable del marketing– vio una oportunidad. Se mudaron a Múnich, alquilaron un pequeño local de 42 metros cuadrados y comenzaron un negocio ahora presente en 57 países.
Un mundo de posibilidades
“En el año sacamos unos dos mil productos aproximadamente. Tratamos de tener diferentes estilos. Nuestro objetivo consiste en que cada persona, por diferente que sea, encuentre lo que busca”, explica la visual merchandiser de Kare y diseñadora Tania Costa. Esta avalancha de productos siempre está enmarcada en tres grandes tendencias que mantienen a lo largo de los años: Modern Times, Elegance y Cosy Living. Son las subcolecciones las que cambian con frecuencia en el año, para así acoger desde la persona jubilada hasta la pareja de recién casados. “Nuestras tiendas no son formales, nos vendemos muy teatralmente. Detrás de cada trend show hay una historia, es creado para un tipo de persona, todo muy estudiado”.
En cuanto a Colombia, “la idea es tener una muestra representativa de la amplia variedad de productos. Sin embargo, no es necesario tenerlos todos, podemos traer por pedido, nuestros tiempos de respuesta son rápidos y precisos, no vamos a decir ‘de cuatro a seis meses’”, afirma el gerente general de Kare Colombia Alejandro Sardi. Además, a diferencia de otras tiendas de la firma alemana en el mundo, la de Bogotá no cobrará por el servicio de asesoría, “vamos al espacio, tomamos medidas y hacemos una entrevista a todos los que viven el lugar, porque más que proponer objetos, se trata de entender a las personas”.
Barrera para demoler
Las firmas internacionales de diseño que llegan al país generan cierta “reserva”. Muchas personas, incluso, no entran a los almacenes, pues consideran inasequibles sus productos. Según Sardi, Kare Design busca terminar con esto y llevar el buen diseño a todos: “Muchas marcas quieren llegar solo a un target de lujo. Nosotros no. Tenemos desde el sofá hecho a mano en Italia hasta escritorios de 600.000 pesos o cuadros de 49.000. El rango es muy amplio”. Y Valerie Baumgartner asegura que “el que tengamos cosas económicas no significa que sean de mala calidad”. Ambos están convencidos de que lo aspiracional no tiene que ser inalcanzable. “Eso es lo que nos toca romper acá, en Colombia”.
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