México DF es una de las ciudades más poluidas del mundo y, según Fernando Ortiz Monasterio, con un marcado déficit de área verde por habitante: 3,7 metros cuadrados frente a los 14 metros cuadrados recomendados por la ONU. Por eso, este joven arquitecto mexicano se ha propuesto vestir a su colosal metrópoli con una piel verde que la oxigene, aumente la calidad de vida de sus habitantes, absorba el ruido urbano, reduzca la temperatura interior y exterior, humedezca los ambientes interiores entre un 30 y 60 por ciento, genere un nuevo paisaje citadino y fomente el arte.
A sus 30 años ha logrado desarrollar más de 300 jardines y huertas verticales así como esculturas vegetales, en espacios públicos y privados, abiertos y cerrados. En su taller Verde Vertical , fundado en 2007, hace el diseño, la ejecución y el mantenimiento de cada proyecto, que utiliza tecnología de vanguardia para recuperar el área verde urbana –ya no en planos horizontales sino verticales– plantando distintas especies no en tierra sino en tela.
No afecta la estabilidad estructural de las edificaciones porque la vegetación no está plantada directamente sobre el muro, sino sobre un bastidor estructural separado unos cinco centímetros de la fachada sobre el cual se incorpora primero un plástico aislante, después una tela–primera capa de sustrato de poliéster– sobre la que se asientan las raíces de las plantas, luego la implementación del sistema de riego cerrado por microaspersión, una segunda tela –también sustrato de poliéster– y finalmente el follaje. Los jardines tienen la capacidad de usar las aguas pluviales, y en el caso de las granjas, la calidad de los alimentos se preserva gracias a que las plantas están recubiertas con un material plástico suspendido a 60 centímetros que las resguarda del smog, crea un efecto invernadero que acelera su crecimiento dentro de su sistema hidropónico y evita el uso de plaguicidas y fungicidas. México Vibra De Verde.