A una hora y media de Oslo, la capital de Noruega, se erige la torre Mjøstårnet –en español sería algo como Miostarnet–. Se trata de la torre de madera más alta del mundo, con 18 pisos y unos 85,4 metros de altura. Fue reconocida así por la Chongqing Technology and Business University (China).

Su nombre, en noruego, significa “La torre del lago Mjøsa”. Tiene sentido, pues el edificio está construido a orillas del río Brumunda y con vistas al lago que lleva en su nombre, y que es el más grande del país.

Su materialidad y diseño

La razón por la que está hecha de madera es que la intención era lograr un cambio verde en la arquitectura de Brumunddal, la pequeña ciudad noruega en la que está implantada. Se construyó echando mano de recursos naturales locales y materiales de madera sostenibles. 

La torre usa este material tanto en su parte estructural como en sus fachadas. “Grandes elementos de fachada prefabricados se unen al exterior de las estructuras de madera y forman la envolvente del edificio”. Así lo explican en la página de la la firma noruega Voll Arkitekter, encargada del diseño y construcción de la torre de madera más alta del mundo. 

“Estos elementos tipo sándwich vienen con aislamiento incombustible y paneles externos ya fijados. (…) Para el revestimiento se eligió un producto de madera de pino a prueba de incendios”, aclaran.

El cambio que este proyecto propone no es solo en términos de sostenibilidad, sino también en cuestiones de diseño y estética. Su aspecto contrasta con el paisaje de la ciudad. 

Los usos de la torre de madera más alta del mundo

El área que tiene acceso al público es la que le da a la torre la característica de uso mixto. Toda la planta baja está abierta y tiene una recepción, dos piscinas de 25 metros de longitud y un restaurante. 

El segundo piso alberga salas de reuniones y salones comunales. A partir del tercer piso y hasta el octavo, hay oficinas. Entre el octavo y el decimoprimero hay 72 habitaciones de hotel, y de ahí para arriba hay apartamentos –que tienen de 50 a 180 metros cuadrados. Arriba hay un ático y un mirador público.

“Desde el punto de vista sostenible, el aspecto más importante de este edificio es demostrar que es posible construir edificios de madera grandes y complejos y, de esa manera, inspirar a otros a hacer lo mismo”, concluye la firma.