En los últimos años, Barranquilla ha hecho un notable esfuerzo por recuperar su relación con el río Magdalena y el mar. Antes, estos espacios estaban destinados al sector industrial, pero tras varios proyectos urbanísticos, como el Malecón o el Ecoparque Ciénaga de Mallorquín —del que tenemos un artículo en esta edición—, en la capital del Atlántico se ha planteado una nueva forma de vivir la ciudad. 

Y es en el norte de Barranquilla, más exactamente en el sector de Buenavista Castellana, donde se levanta el nuevo desarrollo residencial de la constructora Marval: Costanera. Se trata de un edificio en forma de herradura, que se eleva tan solo siete pisos para respetar su lugar de implantación, donde predominan las casas unifamiliares, con una escala muy controlada. 

Una de las estrategias de la constructora para integrar Costanera al urbanismo que se plantea en Buenavista Castellana —con una densidad más baja— es destinar más del 60 % del lote a zonas verdes. Esto hace que el proyecto se aleje de la vía principal y, además, proporcione ambientes más seguros y tranquilos.

Lo anterior se refuerza con un basamento de dos niveles, reservado para parqueaderos —cada apartamento tendrá tres plazas— y para un lobby tipo hotel en el primer piso, con una entrada vehicular que permite tener hasta 20 autos, sin obstruir la vía principal. 

En el segundo nivel de este basamento también se encuentran las zonas comunes. Su ubicación permite que las actividades que allí se realicen no afecten a los residentes y, a la vez, tener vistas naturales a través de ventanales de piso a techo que dan a las áreas que están frente al parque contiguo.

Los apartamentos de Marval

Los residentes encuentran en este espacio un coworking —con ambientes tanto para trabajo colaborativo como individual—, un gran salón comunal —que se puede dividir de ser necesario—, un sports bar, un gimnasio completamente dotado, un lugar para clases de yoga, una biblioteca para lectura y, como novedad, un wine cellar para que las personas tengan reuniones mientras degustan un vino a la temperatura adecuada.   

Los apartamentos comienzan en el tercer nivel, lo que les ofrece privacidad y tranquilidad a los residentes. En este piso están situadas las zonas comunes al aire libre, como los jacuzzis, las tumbonas, un parque para perros, un espacio de juegos para niños y tres piscinas: una para niños, otra para adultos y otra semiolímpica para entrenamiento.

Las dos últimas tienen un detalle en su diseño: están elevadas en uno de sus costados —el que da hacia los inmuebles— y cubiertas con un acrílico especial que permite ver la actividad que ocurre en su interior. Estas áreas colindan con el parque lineal que bordea Costanera, así que no se tienen visuales hacia los desarrollos contiguos. 

Un total de ocho torres contienen cuatro tipologías de apartamentos, con dos ascensores para cada una de ellas —con capacidad para quince personas cada uno—. Marval propone para su interiorismo lo que definen como lujo silencioso, que se ve reflejado en la bondad de sus materiales, entre los que sobresalen las maderas y el mármol travertino; esto se suma a un sector que otorga seguridad y una conexión con sitios de interés, como colegios bilingües, centros comerciales y hospitales.

Datos sobre el diseño de la obra

Uno de los detalles que llaman la atención en la distribución de los apartamentos es el área del baño principal. La constructora propone conectar el walk in closet con los lavamanos para separar la ducha y el sanitario, con el fin de que estos dos se puedan usar en forma independiente.

También destinan un espacio, ubicado detrás de la cocina abierta —que cuenta con una generosa isla—, para que las personas decidan su función: puede ser desde un taller de bicicletas hasta una habitación para el servicio. 

Otro distintivo en la distribución de los apartamentos está en que se puede elegir si la vivienda tiene terraza o, de preferirlo, se amplía considerablemente el área de sala. En cualquiera de los dos casos, estos ambientes son delimitados por jardineras que continúan con el aspecto natural tan presente en el exterior del proyecto y mantienen la unidad en su fachada —ya que este movimiento en las zonas es casi imperceptible desde la calle—, y además proveen de privacidad con respecto a los inmuebles vecinos. 

Esta colección de apartamentos se proyecta como uno de los últimos desarrollos del sector de Buenavista Castellana, con el que Marval propone una arquitectura donde la calidad en el habitar es el ente rector. Un lugar con todas las comodidades para una vida contemporánea, concebido para posicionarse en la ciudad como un espacio que fusiona lujo, sostenibilidad y un diseño vanguardista, aparte de que mantiene una perfecta armonía con su entorno.  

De este proyecto nos encanta:

1. El parque lineal que el proyecto ofrece a la comunidad, el cual respeta la escala del sector. 

2. En los apartamentos se puede elegir entre tener terraza o ampliar el tamaño de la zona social, conservando la jardinera tipo “bosque vertical” que tendrán todas las unidades.

3. Sus áreas comunes están diseñadas con las más altas especificaciones en tecnología de construcción y acabados de lujo, como el mármol travertino.