Un restaurante en Panamá con un diseño entre lo clásico y lo moderno
Mateo Arias Ortiz, editor web de la revista AXXIS / junio 24 - 2024
El equipo de Santiago Rubiano Arquitectos se inspiró en la imagen del señor Popino, personaje ficticio basado en un caballero sofisticado y exquisito, al estilo de los lores ingleses del siglo XIX, para proponer el diseño de este restaurante en Ciudad de Panamá (Panamá).
Según el arquitecto colombiano Santiago Rubiano —líder del estudio—, para lograr esta ambientación, que parece de otra época, tuvieron en cuenta varios factores, entre estos la elección cuidadosa de los colores y estilos, al igual que la iluminación, elemento que aporta dramatismo e infunde nostalgia y refinamiento al ambiente.
“Sin embargo, el diseño de Popino no deja a un lado la funcionalidad y las comodidades técnicas por privilegiar la estética —explica Rubiano—, sino que las integra al proyecto para ofrecer una mejor experiencia, en la que se fusionan lo clásico y lo moderno. La idea es que la estadía en el lugar esté marcada no solo por la propuesta gastronómica y el servicio, sino también porque la arquitectura logra recrear una sensación casi cinematográfica”.
Detalles del diseño del restaurante
El programa arquitectónico está planteado desde la practicidad, a partir de un sistema de recorridos fluidos que conectan los espacios de producción con los de atención y servicio. En la zona de los comensales hay áreas de flujo y de permanencia, además de sitios que son un híbrido, como el bar, que tiene un diálogo con el resto de los ambientes. “Ubicamos la cocina en la parte posterior, mimetizando su operación, y centralizamos el bar, muy llamativo, para ofrecer una atención radial”, dice Rubiano.
El arquitecto quiso lograr una propuesta integral, que se conectara con el usuario por medio de todos sus sentidos. Por eso, la iluminación fue clave: la luz cae directamente en las mesas, lo que da comodidad y brinda un ambiente acogedor que se complementa con el confort del mobiliario y el tacto de los materiales.
El sonido está pensado para envolver a las personas y la temperatura permanente del restaurante es de 21 grados centígrados. “El reto estuvo en articular toda la ejecución desde Bogotá: el diseño se hizo en Colombia, pero se mandó fabricar a varias partes del mundo y se armó como un rompecabezas”, concluye Rubiano.