Arquitecto Carlos Granada, en Bogotá

Fue así como las celosías del aeropuerto Benito Juárez, de Ciudad de México, inspiraron uno de los muros de la casa; la estética de las puertas de los palacios sirvieron de referencia para el diseño de la puerta de la cocina –la cual tiene un óculo que se asemeja al de los submarinos–, y las lucarnas de la piscina, que proyectan la luz del mediodía sobre el agua, recuerdan las chimeneas de un barco y el cilindro de luz que teletransportaba al personaje Mr. Spock en la serie Star Trek.

El concreto brillante fue desarrollado para el proyecto con la idea de convertirlo en un material sensorial y estético de gran longevidad. También utilizaron vidrio negro y platina de acero inoxidable en la cocina, piedras naturales en los enchapes, cuarcitas cobre en la piscina y teca para el piso de la casa.

Se logró que los límites entre el interior y el exterior de la vivienda se borraran y que cada nivel reprodujera la sensación de primer piso a través de amplias terrazas. La casa tiene dos núcleos estructurales potentes: el de la escalera, que conecta el lugar verticalmente, y el de la chimenea, que atraviesa el prisma de lado a lado. Los grandes ventanales permiten la entrada de luz y la cercanía con la naturaleza y la ciudad.