La decisión de comprar vivienda implica analizar diferentes variables, asociadas tanto a la implantación del inmueble como a sus características físicas. De la ubicación dependen las distancias respecto a los lugares que forman parte de la vida cotidiana, como la oficina, el colegio y los servicios, pero las visuales cobran especial importancia a la hora de habitar un espacio, aunque no constituye una premisa esencial para todas las personas. 

Con todo, en este caso sí lo era; de ahí que este apartamento quede frente a una alameda poblada de árboles de alto porte. “Las vistas que ofrece son difíciles de encontrar, por lo que la elección del inmueble se debe principalmente a su ubicación. Además, la zona es una de las más valoradas en Bogotá, pues goza de un gran número de parques y espacios al aire libre, y dispone de una oferta bastante amplia de comercios, restaurantes y otros servicios”, comenta el arquitecto Lorenzo Botero, autor del proyecto. 

Sin duda, de las características físicas del inmueble también depende la decisión de comprarlo, pero es posible modificar esta variable interviniendo los áreas de acuerdo con las necesidades específicas de sus nuevos habitantes.

De ello se ocupó Botero en este apartamento, que si bien se aloja en un edificio contemporáneo con poco más de una década de construido, presentaba una distribución compacta, tendiente a dividir los espacios en vez de a integrarlos entre sí para potenciar la sensación de amplitud y luminosidad. 

“El proyecto fue radical en ese sentido. Se transformó no solamente en cuanto a acabados, sino en términos de espacialidad, eliminando algunos muros y modificando ciertos espacios, con el propósito de que se adapten a las dinámicas actuales y futuras de la familia. También tenía acabados muy oscuros, por lo que gran parte del esfuerzo se centró en crear una atmósfera fresca y clara. Estos cambios son el resultado de entender las obras en volumen, y no solo en superficie. Los buenos trabajos se componen de ambos elementos, es decir, no son excluyentes”, cuenta el arquitecto Botero.

La remodelación en los espacios del apartamento

Ejemplo de lo anterior son el cambio del estudio en habitación y el traslado del baño social desde la zona de alcobas hasta la circulación de acceso. El primero obedece a la intención de sus propietarios —una joven pareja— de tener hijos; el segundo, a la necesaria relación entre el baño de visitas y el ambiente social. “El apartamento tiene 170 metros cuadrados, aproximadamente, área suficiente pero no excesiva, por lo que era clave aprovechar el espacio existente”, explica Botero. 

Gracias a que los espacios están contenidos en un área no muy grande, fue posible hacer una remodelación en la que se cuidó hasta el más mínimo detalle. La cocina se renovó completamente con materiales nobles de origen natural, como la madera de sapán, utilizada para la fabricación de unos finos listones que revisten uno de los muebles de almacenaje, que se convierte así en el principal foco de atención.

Su tono acaramelado armoniza con las vetas ocres y grises de la piedra sinterizada instalada en el mesón y la barra. Y el blanco, escogido para revestir el mobiliario que complementa el conjunto, equilibra la paleta de color al aportar sobriedad y belleza.  

Por otro lado, se remplazó el suelo en su totalidad, con el fin de que el apartamento fuera ante todo cálido y que el área social se percibiera como una sola, tomando en cuenta su geometría rectangular, que permite una correcta integración entre sala, comedor y cocina.

“Escogimos un piso brasileño de madera estructural en un tono visiblemente natural, lo que se alinea con la imagen acogedora que pretendíamos crear”, afirma. Así, los únicos elementos que se conservaron tras la remodelación fueron las puertas; sin embargo, estas se restauraron y pintaron de blanco, con el objetivo de que se mimetizaran con los muros del apartamento. 

Para dar continuidad al piso de madera y enriquecer con texturas los ambientes, el arquitecto revistió ciertas paredes con paneles de madera natural. Como complemento, enchapó con láminas metálicas un muro de ladrillo situado en la zona social, cuya materialidad era parte del diseño original.

“El color cenizo del metal crea un sutil contraste con la madera presente en acabados y muebles”, asegura. Del mismo modo, dejaron a la vista algunas columnas de concreto con la intención de exaltar su aspecto material. 

El mobiliario, en consonancia con la apariencia de los acabados, hace énfasis en la madera y los tejidos. “Aquí hay una mezcla de marcas nacionales de mobiliario, como las de las sillas altas de la cocina y las lámparas colgantes del comedor; de muebles diseñados a la medida por mi equipo y por mí, como la mesa de centro, y de referencias importadas, como las poltronas de la sala. Nos esforzamos por encontrar la pieza adecuada para cada espacio”, expresa. 

En una apuesta por llevar adelante proyectos que realmente transformen el área habitable, Lorenzo Botero replanteó este espacio y lo adecuó a las necesidades de sus clientes.

Cinco puntos para destacar

1. El arquitecto y su equipo acompañaron todo el proceso, incluso la fase de decoración, y aportaron referentes para la adquisición de obras de arte.

2. La iluminación es dimerizable, lo que permite graduar la cantidad de luz dependiendo de la actividad.

3. Se intervinieron la terraza y los balcones, con el fin de crear ambientes tranquilos, inundados de verde.

4. Las persianas de madera son un excelente complemento, no solamente en términos funcionales sino estéticos. La manera como filtran la luz solar permite crear juegos de luces, sombras y reflejos.

5. Pensando en el futuro de la familia, se acondicionó el estudio para albergar una tercera habitación.