El buen diseño no debe promover el consumismo. Esa es una forma de decir lo que Laura Palacio, diseñadora industrial, transmite cuando habla de Vida Útil, su estudio de diseño.

Para ella, una manera de combatir el problema medioambiental de las industrias del diseño y la arquitectura es con propuestas que, gracias a la calidad de sus materiales y a su fabricación, sean duraderas. De ahí viene el nombre de su firma, que está especializada en hacer lámparas decorativas. 

“Otra forma de lograr que nuestras luminarias sean objetos perdurables y memorables es hacerlas con un diseño atemporal, que se vea bien en cualquier contexto, época o decoración. No nos regimos por lo que está de moda, sino por tener una identidad propia, que trascienda en el tiempo y que evoque las raíces colombianas. De hecho, nuestra idea es que sean piezas que puedan heredarse de una generación a otra, como las joyas o los muebles clásicos”, cuenta la diseñadora. 

Laura, nacida en Medellín, se define como una apasionada por la naturaleza, la cultura y los colores. Antes de fundar Vida Útil, trabajó como diseñadora de interiores independiente y tuvo alguna experiencia en el visual merchandising.

En 2012 creó su firma, en la que hacía mobiliario, pero cuatro años más tarde se decantó por hacer lámparas, exclusivamente. “Estoy convencida de que la iluminación es uno de los elementos más transformadores del interiorismo de un lugar. Es lo que les da vida a los ambientes”. 

El diseño de las lámparas de Vida Útil

Las lámparas de Vida Útil son de materiales que se pueden trabajar con las manos, como concreto, cerámica, aluminio, madera y fibras textiles naturales. Para su fabricación, se valen del talento de artesanos locales.

“Las piezas hechas a mano se diferencian de las que se fabrican industrialmente porque quedan con marcas de los procesos. Tienen un encanto especial. Además, lo artesanal crea una cultura material muy colombiana”. 

Un buen ejemplo de esto, que resume los valores de la marca, es la lámpara Navi, cuyo diseño está inspirado en un atardecer visto desde las costas colombianas, cuando el sol desaparece en el mar.

Está hecha con una base tejida en fibra de palma de iraca, que sostiene una esfera de vidrio soplado. “Es versátil —existe en versión de piso, de techo o de mesa— y evoca la importancia de los astros para nuestra agricultura”, concluye Laura.