En el transcurso de las últimas décadas ha surgido uno de los conceptos más revolucionarios en el ámbito cultural de las grandes capitales del mundo. Se trata de los llamados distritos creativos, cuya materialización ha implicado importantes transformaciones urbanas en las que el arte ocupa un lugar privilegiado para impulsar el desarrollo local no solo en términos urbanos, sino económicos.

Los sectores que han sido objeto de intervención se caracterizan por la presencia de inmuebles de interés cultural, convertidos en lugares destinados a una gran diversidad de actividades y usos, que involucran además de la esfera artística, la escena musical, la industria de la moda y la arquitectura. En efecto, la creación de estos espacios obedece a la necesidad de articular la ciudad existente con las dinámicas contemporáneas, que incluyen manifestaciones y servicios culturales alineados con el concepto de sostenibilidad, el principio de inclusión y las herramientas tecnológicas.

En la actualidad, cada vez resulta más común encontrar proyectos que aúnen esfuerzos públicos y privados entre las instituciones culturales y las industrias creativas para renovar áreas urbanas deterioradas, que buscan a su vez potenciar la economía, conservar el patrimonio arquitectónico, reconfigurar el trazado urbano y fortalecer el sentido de identidad colectiva.

En Colombia ya son varios los trabajos que se suman a esta lista. Uno de ellos es el Distrito Creativo de Medellín, que espera revitalizar un barrio de talleres y bodegas mediante la construcción de espacios para el arte y la cultura. Carlos Gómez, uno de los integrantes del proyecto Medellín Ciudad de la Música, seleccionado en la convocatoria de la entidad mixta sin ánimo de lucro Cocrea, y coceado del Medellín Design Week, argumenta que hoy es clave entender el poder de las industrias creativas: “Urge un cambio de mentalidad. Por eso le apostamos a esta iniciativa. Es más, queremos establecer un hub cultural desde Medellín Ciudad de Música en el Distrito Creativo, que sirva como vitrina de la oferta musical en la ciudad, con un gran potencial en los mercados internacionales”.

Paralelamente, propone un museo de la música articulado con el archivo musical de Medellín. Con este se pretende, por un lado, atraer un turismo especializado, y por otro, aportar un espacio físico de gran valor en el sector cultural. “A partir de ahí la ciudad puede llegar a convertirse en el epicentro de la música en Latinoamérica, recogiendo elementos ancestrales de nuestra cultura y consolidando un ecosistema musical 360”. Sin embargo, un proyecto tan ambicioso necesita de trabajo conjunto: “Así como la música se compone de diferentes notas que producen sonidos, este sueño requiere el apoyo de numerosas personas. Cada una es una nota de la canción, ¡que no es otra que el museo de la música!”. ■