La arquitectura de estas cocinas las convierte en los ambientes más importantes y especiales de las viviendas de las que hacen parte. Su diseños se integran armoniosamente a las ciudades y climas en donde se encuentran ubicadas. Cada una de estas propuestas son una forma de reinterpretar este espacio.

1. Una cocina modernista

Con la cuidada rehabilitación de este apartamento se hizo posible que, a pesar de sus reducidas dimensiones, la nueva propietaria disfrute de ambientes diáfanos, cómodos y luminosos. Para ella, este aspecto resultaba crucial, pues se trata de una joven diseñadora de moda que desarrolla su trabajo creativo en casa.

Debido a la redistribución de la planta, los arquitectos lograron que cocina, comedor y estudio compartan el área de manera abierta, conectándose a su vez con la sala de estar. Para la cocina contaron con el aporte de la firma española Santos, que debía plantear una propuesta en la que todos los elementos se alinearan para beneficiar la fluidez de las tareas cotidianas, los procesos creativos y las pausas para desconectarse de la rutina diaria.

El amueblamiento de la cocina, organizada en línea, incluye dos armarios tipo columna y tres muebles bajos. Los primeros, complementados con módulos superponibles, integran nevera, horno, lavavajillas y soluciones de almacenaje en un espacio compacto y organizado. Por su parte, los bajos conforman la zona de fregado, preparación y cocción, con una encimera laminada en Ceppo di Gré de Santos; además, incorporan amplios cajones y gavetas en acabado grafeno. 

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2. Un diseño para disfrutar de la vista

En este proyecto residencial de corte minimalista, ubicado en Cartagena (Bolívar), la firma Schaller Rossi & Partners creó un espacio donde la precisión no es algo que se tome a la ligera. Esto se refleja en elementos como la gran isla de la marca Dada, un volumen que parece flotar sobre sus ligeros soportes, y que combina materiales nobles como la piedra y la madera. Continuando con una estética muy limpia, los electrodomésticos quedan ocultos, con excepción de los hornos y la cava; incluso, la nevera es panelada.  

Para potenciar la iluminación natural pusieron una ventana superior longitudinal, sumada a un sistema de luminarias que aparte de integrarse con la domótica de todo el apartamento, aportan confort y funcionalidad. 

Como detalle, uno de sus costados es una vitrina de piso a techo, dotada de iluminación, que sirve para exhibir distintos elementos, como vajillas, copas y demás enseres propios de un ambiente como la cocina.

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3. Un espacio para presumir

“En este proyecto, queríamos que la cocina no tuviera una connotación como tal; la idea era crear un lugar para que la familia compartiera su día a día”, comenta la arquitecta Jimena Londoño, encargada de la remodelación de esta casa en el norte de Bogotá, junto con su socia en Jotaele Arquitectura, Laura Escobar. 

El piso ajedrezado de esta cocina es, indiscutiblemente, el elemento que más atrae la mirada. “Cortamos cada pieza de mármol y realizamos una instalación milimétrica para que funcionara como telón de fondo de este ambiente”, explica Laura. A esto suman una carpintería en madera flor morado que oculta todos los electrodomésticos en el espacio; solo quedan a la vista los hornos, para no encasillar este lugar en lo que es una clásica cocina. 

Al fondo de esa larga isla con mesón de piedra sinterizada —material que ofrece una alta resistencia—, diseñada para cumplir funciones de almacenamiento, ubicaron una mesa de comedor para dos personas, para momentos más tranquilos e informales.

“Este gran mueble central lo apoyamos sobre patas de bronce, y por una de sus patas subimos un punto de corriente para electrificar algunos cajones y poner un tomacorriente junto a esa pequeña mesa”, dice Jimena. 

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4. Al mejor estilo colonial

“Esta es una casa colonial en el sector de Getsemaní (Cartagena), por lo que el principal reto era hacer una intervención que respetara su arquitectura de arcos, sistemas aporticados y piscina central”, explica el diseñador ibaguereño Camilo Cruz, fundador, junto con el arquitecto caleño Felipe de La Pava, de Cruz de La Pava, firma encargada de intervenir áreas específicas de este inmueble, entre ellas la cocina. 

“En la cocina quisimos conservar el techo, con los travesaños de madera y el ladrillo en la parte superior del muro. En la zona inferior instalamos un porcelanato para facilitar la limpieza del espacio”, manifiesta Cruz. Esta estrategia permite que se potencie la generosa altura del área y, en especial, que se entable un diálogo fluido entre la arquitectura colonial y la intervención de la firma. 

Para el piso optaron por un tradicional baldosín hidráulico, cuyos colores y geometrías están en consonancia con la arquitectura de la vivienda. “Por ejemplo, en la esquina del mesón instalamos unas piedras en listones redondeados, que dan al ambiente mucha personalidad y un aspecto más clásico”. A esto sumaron un muro de madera en uno de sus costados y luces indirectas en el cielorraso. 

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5. Una cocina con terraza

El arquitecto Julián Molina, fundador y director del estudio de arquitectura Refugio, fue el encargado de llevar a cabo el diseño y las obras de remodelación. “Sin alterar la fachada del edificio, que era una de las grandes preocupaciones de los vecinos, logramos integrar la terraza y de este modo no solo ampliar la percepción espacial en el interior, sino asegurar que esta zona realmente se disfrute”, señala.

Para ello remplazaron buena parte de la carpintería arquitectónica. Además, sobre el área de terraza extendieron el comedor, instalando puertasventanas a lado y lado, para de esta manera generar espacio para la cocina. Mediante estas operaciones el apartamento se amplió e iluminó, al tiempo que adquirió tintes personales. 

Con esa premisa, el autor utilizó un lenguaje arquitectónico atemporal, basado en materiales con identidad, como el granito pulido y la madera, cuya textura da coherencia y estilo al apartamento. Así, la cocina de este apartamento se impone en el centro del área social, mientras articula y promueve relaciones abiertas tanto con la extensa terraza como con el comedor y la sala a cada uno de sus extremos. 

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6. Un ambiente con dos islas

En la cocina de esta casa campestre, situada en las afueras de Medellín, se implementaron dos islas para suplir diversas necesidades: una es el área de trabajo, en tanto que la otra alberga un espacio de barra para momentos más distendidos.

“Siempre tuve muy claro el tema de las dos islas: una para trabajo y la otra para servicio”, afirma la interiorista Susana Acosta, fundadora de la firma Sax Design, encargada de la arquitectura interior de esta cocina —realizada junto con el arquitecto Eduardo Múnera, de Era Arquitectura, y el ingeniero Sebastián Arias, de Sam Buildings—, el alma de una casa campestre ubicada en las afueras de Medellín. 

Debido a la generosa altura, Acosta utilizó la iluminación —tanto natural como artificial— para hacer más acogedor el espacio. “Creamos una estructura que oculta la iluminación entre las alfardas de la cubierta”, dice. Lo anterior lo complementa con puntos que bañan todos los materiales de la cocina. 

“Los tonos oscuros están pensados para respetar la paleta de color de toda la casa, marcando la diferencia en los materiales”. Para los mesones de las islas, la interiorista optó por una piedra sinterizada que ofrece una alta resistencia en el área de trabajo, pues buscaba un equilibrio entre estética y funcionalidad. 

A pesar de sus dimensiones, la interiorista logra que esta cocina se sienta como un sitio acogedor mediante el uso de distintos materiales y el juego con la luz artificial, todo esto sin descuidar su propósito utilitario: conectarla con el comedor principal y el área de BBQ y piscina. 

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